tag:blogger.com,1999:blog-5978336816442511472024-03-06T01:06:37.911-05:00CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN en Palabras de sexualidadUnknownnoreply@blogger.comBlogger48125tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-42937209599605579932009-11-01T12:05:00.000-05:002009-11-01T12:06:49.349-05:00PROHIBIDO DESNUDARSE<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Por Claudia Ayola<br /><br />El editorial del periódico El Espectador del martes, titulado La censura erótica, me hizo pensar en el Tino Asprilla. Les contaré. El texto que cito hace referencia al proyecto de ley de la senadora Claudia Rodríguez de Castellanos, por el cual se pretende reglamentar la exhibición de imágenes e información en las portadas de medios impresos y electrónicos, de tal suerte que se prohíban las imágenes de personas desnudas o semidesnudas en posturas eróticas.<br />La senadora tiene sus argumentos, pero dígalo de la manera que lo diga, a mi modo de ver, no se trata de otra cosa que de establecer CENSURA. Una censura que posiblemente comience con la imagen y tal vez se le dé más tarde por las palabras. Tendría que preocuparse esta columna, pues nada de raro que a este paso, y si se aprueba dicho proyecto de ley, expresiones como sexo oral, sexo anal y masturbación queden prohibidas, pues una vez se dicen las palabras, en la mente se nos reproducen imágenes sexuales. Bajo los argumentos de la misma senadora, tendría que censurarse.<br />Pero cuál es el problema del desnudo. Obviamente no estamos hablando de pornografía, ni mucho menos de desnudos de niños o niñas, estamos hablando de imágenes de adultos que deciden desvestirse frente al lente de un fotógrafo y están de acuerdo con su publicación.<br />Estamos hablando de las revistas que se encuentran en los supermercados e incluso estamos hablando de la revista Soho, una de las más vendidas, que se ha destacado por presentarnos en sus portadas los desnudos mejor pagos y más controvertidos. No olvido a Juan del Mar vestido de torero y me pregunto por qué tengo una tendencia a recordar con más facilidad los desnudos masculinos…, es más, ahora me pregunto por qué no publican con mayor frecuencia desnudos masculinos. No es una sugerencia, es tan sólo una pregunta.<br />Estoy en contra de que el cuerpo humano sea utilizado como objeto de mercado y me molesta la imagen consumista de la mujer, pero creo profundamente en la libertad que tiene una persona para elegir si desea salir desnuda o no en una revista que tiene además, un manejo absolutamente estético y profesional del trabajo que presenta. No creo que sean las prohibiciones las que nos harán que entendamos que la mujer no es un objeto sexual, tiene que ver con crear otra consciencia y eso la senadora no lo logrará con su perverso o ingenuo proyecto de ley.<br />La senadora Claudia Rodríguez quiere que ahora las revistas se publiquen con señoras vestidas y señores vestidos. ¿vestidos cómo? ¿se pueden usar escotes? ¿se pueden usar transparencias? ¿tendríamos que prohibir también las imágenes de los catálogos de ropa interior y vestidos de baño? ¿pantaloncitos calientes? ¿envueltos en sábanas? ¿en baby doll? ¿tanga o hilo? ¿Quién determina qué tan vestido o desvestido se debe estar?<br />Creo que ya sospechan porque pensé en el Tino. Asprilla no me parece el negro más sexy que tiene Colombia. Es más, confieso que más de una vez me ha caído un poco mal. Pero alguna vez, descubrí la portada con su imagen, desnudo. La revista daba la opción de levantar un sticker que se encontraba justo sobre su pene. Era mi decisión. Si yo quería ver a Faustino completamente desnudo, simplemente debía levantar el sticker.<br />Sé que muchos pensarán que lo levanté y no se equivocan. Lo hice, lo hice sin dudarlo y no me arrepiento. A aquellos que no lo hayan visto, les diré algo, algunos tienen más fama que atributos reales. El caso es que una vez leí la editorial de El Espectador del martes, me pregunté, ¿la senadora Claudia Rodríguez habrá levantado el sticker que cubría el pene de Asprilla? Supongo que no. ¿Será entonces que por eso sigue con la idea de “reglamentar” las imágenes de desnudos? ¿Podría el desnudo del Tino convencerla que desistiera de la idea o por el contrario la alentaría más? Como ven, tengo más preguntas que respuestas. Espero que preguntar no sea censurado también.<br /><br /><br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com74tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-68618699277516286282009-11-01T12:03:00.000-05:002009-11-01T12:04:27.079-05:00QUE ME AGARRE CONFESADA<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><br />He visto la demostración de cómo ponerse la mascarilla en caso de despresurización en el avión. Sé perfectamente cómo ajustar la hebilla del cinturón de seguridad. Reconozco las salidas de emergencia y sé que en caso de evacuación en el agua, el salvavidas debe inflarse jalando o soplando por las boquillas. Sé que se encuentra debajo de la silla y que su hurto será penalizado. Sé que durante el despegue debo permanecer sentada con la ventanilla abierta, que una vez se cierran las puertas debemos apagar los objetos electrónicos y sé perfectamente que no me gusta volar. Sobre todo sé eso, no me gusta volar.<br />Soy de esas primitivas que sigue pensando que por algo los seres humanos no tenemos alas y aunque mi hija me siga explicando la lógica que hace que un avión se eleve, creo fervientemente que soy un animal terrestre. Mi pensamiento, anquilosado posiblemente, no pretende hacerle una campaña negativa a alguna aerolínea. Mi pensamiento, que me causa vergüenza, sólo se explica por la profunda desconfianza que siento que esa enorme máquina se venga al suelo sin una ligera probabilidad de que quede viva.<br />Volar es la forma más rápida, más cómoda y más segura de viajar. Aún para personas que como yo, lo sufren y no lo disfrutan. Aunque siento que este miedo es disfuncional, creo además, que lo comparto con mucha gente. Son muchos los que veo persignarse en el avión, son muchos los que veo apretar los dientes y son muchos los que se agarran fuertemente de la silla en caso de una turbulencia. He presenciado gente gritar, llorar y hasta sentirse ahogada.<br />Una vez viajé con el vicepresidente Santos y recuerdo que estaba acompañado de un militar. Los hombres iban sentados muy cerca a mí. Vi como le pidió a la auxiliar de vuelo que lo cambiara de lugar en el avión, le dijo que se sentía un poco mal, algo agobiado tal vez, y la mujer lo cambió de puesto. Lo llevó a clase ejecutiva y no supe más de él hasta que nos bajamos del avión. Algo me hizo presentir que tampoco le gusta volar, pero le toca.<br />No pretendo establecer parecidos entre el vicepresidente y yo, sería infructuoso y poco divertido, pero es obvio que mucha gente siente temor a situaciones como estas. No digo solo al avión. En otros casos, la gente siente que la muerte se puede estar dando su paseo de cerquita y la sensación de finitud y de vulnerabilidad se aferra a cada partícula de aire que se respira.<br />Bien, sufro con los aviones, ese es mi secreto, pero no está mal sentirnos mortales de vez en cuando. He observado que justo cuando aparece esa sensación de vulnerabilidad frente a la vida y la muerte, justo en ese momento se presentan unas intensas ganas de “ponerse al día con los afectos” y es allí cuando empezamos a decir aquello que no hemos dicho.<br />Conocí a un hombre - no era el vicepresidente Santos- que escribía cartas de despedida durante los vuelos. Aprovechaba las últimas hojas de los libros o incluso servilletas y allí trazaba desesperadamente últimas cartas. No murió en un accidente aéreo. De hecho, no ha muerto aún por otro causa. Pero son muchas las cartas que supe que hizo, muchas de ellas, al aterrizar, terminaban en la basura. Otras, quedaban como evidencia en las contraportadas de sus libros. <br />Nunca escribió sobre herencia alguna, porque de hecho era poco lo que poseía. Eran cartas en las que esencialmente escribía sobre sus sentimientos, sobre las verdades de su corazón, sobre las confesiones de sus afectos, sobre los te quiero que sentía que no había dicho. Todas, eran cartas de amor.<br />No considero que esté mal escribir esto en los momentos críticos de la vida. Sólo me pregunto ¿por qué esperar los críticos? Si tan desesperadamente tenemos que escribir lo no dicho y ese texto tiene varias líneas, es posible que andemos por la vida con un costal de afectos amarrados. Es posible que necesitemos de la muerte para, por fin, vomitar lo que nuestro pobre corazón tiene atrapado.<br />Lo crítico de la vida ocurre a cada instante. La muerte es una posibilidad ineludible de los vivos. Si de escribir cartas confesionales se trata, tendremos que estar confesados todos los días. No esperar subirnos a un avión para hacer el ridículo de escribir una carta que -no es por sonar pesimista-, será bastante improbable que sea hallada.<br />Insisto, volar es el medio de transporte más seguro. Nuestros miedos a la muerte pueden estar sujetos a unos acontecimientos, pero la muerte puede estar asociada a los más inimaginables e impredecibles. Tener esta consciencia no debe torturarnos, pero debe ser la razón que nos obligue a sentirnos finitos y a tener la necesidad de expresar lo que sentimos cuando lo sentimos.<br />Sólo espero que cuando llegue la muerte, mi cuerpo no se hinche por las palabras de amor que no dije, por todos los afectos no expresados. Sólo espero que cuando llegue la muerte, me agarre confesada… no tanto de los pecados… como de los amores.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-47629562476561464632009-06-03T19:49:00.002-05:002009-06-03T19:55:55.941-05:00LOS SECRETOS DE LA CENICIENTA Y BENEDETTI<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfvwzsEFqsw01iZgUgvXeu97B5HYmq5N5tuy8hfNP7Qc706WfsZSwO5ajTUTZVJJmWTtj7OyPBVEfJ1pJK-PIhfr8yV3bXUsD7JzuCTrSg3jAFt0bK0k4PDN5REBLriLkIyYNeJUH9rcA/s1600-h/zapatilla.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5343269675963773426" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 123px; CURSOR: hand; HEIGHT: 170px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfvwzsEFqsw01iZgUgvXeu97B5HYmq5N5tuy8hfNP7Qc706WfsZSwO5ajTUTZVJJmWTtj7OyPBVEfJ1pJK-PIhfr8yV3bXUsD7JzuCTrSg3jAFt0bK0k4PDN5REBLriLkIyYNeJUH9rcA/s320/zapatilla.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Hace algún tiempo una mujer me preguntó qué podía hacer para atrapar a un hombre casado. Recuerdo mucho su inquietud, aunque no recuerdo mi respuesta.<br />Sin embargo, al paso de los años, he pensando nuevamente en la pregunta de aquella mujer. Justamente la recordé mientras veía un documental en el que mostraban la maravillosa estrategia con la que se alimentan las ballenas jorobadas. Estos cetáceos ubicados en círculos alrededor de unos pequeños animales parecidos a los camarones, botan el suficiente aire para hacer canales que les rodean y obligan a la presa a mantenerse en un solo lugar. Luego abren sus fauces y atrapan toneladas de alimento.<br />Las ballenas jorobadas desarrollaron una técnica para atrapar su comida en medio del océano, más o menos ciernen el mar. Esta mujer me preguntaba por una estrategia para atrapar a un hombre, por cierto, casado. Los seres humanos, por supuesto, no somos alimento para ballenas y el amor no es una cuestión de caza. Es posible que hasta el sexo lo sea, pero no el amor.<br />El arte de la conquista amorosa requiere estrategias complejas. Lo que para mí resulta bastante distante de atrapar, pues atrapar no requiere mayor oficio que tender una trampa. La conquista, sin embargo, requiere un artificio más elaborado. Una puesta en escena mucho más fina, más meticulosa, de mayor maestría.<br />No se trata de un cazador atrapando a un ciervo ni un felino hambriento detrás de una presa. La conquista es todo lo contrario. En la conquista no se va detrás del objeto del deseo, no se persigue, no se asedia; en la conquista se crean las condiciones para que el sujeto del deseo venga hasta nuestros brazos, para que en lugar de huir, sea quien también nos busque. La conquista, más que de un cazador, requiere de un artista. Un creador del escenario perfecto para el amor. </span><span style="font-family:arial;font-size:130%;">En la conquista no hay trampas ni carnadas, porque en la conquista nos proponemos cautivar a quien deseamos.<br />Pero si insistimos en conocer una estrategia para esta empresa, la respuesta está en un cuento infantil conocido como La Cenicienta. Aquellos que no lo recuerden, la protagonista de esta historia no tenía la más mínima posibilidad de conquistar al príncipe, pero con ayuda del hada madrina logra asistir a la fiesta del palacio. Cenicienta puede llamar la atención del príncipe, pero la noche se acaba y ante la reducida probabilidad de volverse a encontrar, deja su zapatilla de cristal “olvidada”. Estrategia perfecta para darle al príncipe el motivo de otro encuentro…, ahora, él la buscará a ella.<br />Cenicienta no es propiamente una arpía, pero tampoco resultó ser una tonta. La mujer sabía del arte de la conquista, que como ya he mencionado, no es tan simple como atrapar una presa.<br />En la conquista, lo principal, es dejar cabos sueltos, cabos que siempre tengamos que volvernos a amarrar, razones para el encuentro, pretextos para otro abrazo. Cenicienta dejó su zapatilla de cristal. La conquista requiere que dejemos siempre la provocación para el próximo encuentro. La conquista no es otra cosa que un texto con puntos suspensivos, de esos que uno espera con ansias la próxima página para volver a descubrir aquello que no se descubre aún totalmente.<br />Mario Benedetti lo sabía, en su poema Táctica y Estrategia mencionó dos reglas de oro: “mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto, pero quedarme en vos” y luego finaliza diciendo “mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites”<br />Como siempre, son los poetas los que saben más del amor y de las pasiones humanas. Las tácticas y las estrategias de la conquista amorosa tienen como objeto hacer que el otro se sienta invadido por unas incontenibles ganas ser hallado. A diferencia de la presa, no se siente perseguido, simplemente se descubre en silencio buscándonos con la mirada, esperando el momento en el que crucemos el umbral de su puerta.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-63877325061993267522009-03-21T09:52:00.000-05:002009-03-21T09:53:57.188-05:00UN SEXO DEL QUE NO SE HABLA<div align="justify"><br /><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Si hablar de sexo puede ser un tabú que ruboriza a muchos, existe una práctica sexual de la que poco se habla porque se establecen más censuras: el sexo anal. Si bien es protagonista de chistes de mal gusto, no suele ser el tema de una conversación seria y mucho menos el contenido de educativas explicaciones que un padre le da a su joven hijo.<br />Del sexo anal se aprende en revistas pornográficas, en las mentiras que cuentan los amigos y en las fantasías exorbitantes de cuentos de los que nadie parece ser el dueño: A un amigo le pasó o un amigo me dijo. Sin embargo, la misma censura que se establece sobre esta casi indecorosa práctica de la que nadie comenta, hace que las personas estén mucho más expuestas a los efectos de la ignorancia sexual.<br />El sexo anal es una práctica que se caracteriza por la penetración en el ano de la pareja. No es sólo característica de relaciones homosexuales masculinas, ya que también puede darse en parejas heterosexuales en las que el hombre penetra a la mujer. Incluso, aunque puede conocerse menos, el sexo anal también puede explicarse por la penetración por parte de la mujer en el ano de hombre o en una pareja homosexual femenina, generalmente con prótesis u objetos especialmente usados para este fin.<br />Una de las censuras que se ha establecido, es que el sexo anal es anti natura, por tratarse de una penetración sexual que no es propia de la reproducción, pues sectores conservadores consideran que sólo la penetración vaginal debe ser aceptada. Sin embargo, las estructuras alrededor del esfínter anal representan una zona erógena capaz de generar placer y la sexualidad humana está dada también por la búsqueda del placer, la expresión del amor y no exclusivamente por la reproducción.<br />Lo cierto es que por no tratarse de una relación vaginal, algunas personas piensan que el sexo anal es una forma de evitar los embarazos. Esta creencia debe ser desmentida, ya que aunque no es posible que una mujer quede embaraza a través de este canal, algunas secreciones pueden pasar a la vagina y los espermatozoides entrar en contacto con el óvulo. <br />Es importante saber que el sexo anal puede generar la laceración de algunos tejidos y representar un mayor riesgo para la transmisión de enfermedades como el VIH, por esto es sumamente importante el uso del preservativo. La salud sexual es parte de los derechos sexuales, por esta razón es importante establecer los cuidados necesarios para no poner en riesgo la salud propia ni la de la pareja. <br />Después de la penetración anal no debe haber penetración vaginal, porque algunas bacterias que habitan en el recto y el ano pueden producir serias infecciones en la vagina de la mujer. Es importante insistir en el uso del preservativo para evitar también infecciones en la uretra del hombre y el los conductos seminales. La Escherichia Coli, por ejemplo, es una bacteria que se encuentra presente en el intestino y en las heces fecales, que puede ser causa de infecciones por la falta de medidas sanitarias durante esta práctica sexual.<br />El ano no tiene la posibilidad natural de lubricación ni la elasticidad que tiene la vagina, por esta razón es necesario ser cuidadosos para evitar desgarros o fisuras. Se recomienda el uso de lubricantes solubles en agua para que no dañe el preservativo. Es muy importante la relajación del esfínter anal, esto dependerá entre otras cosas de lo relajada que esté la persona, lo placentera que se sienta y lo excitada que esté.<br />Esta parte del cuerpo tiene muchas terminaciones nerviosas que al ser estimuladas producen placer, pero en realidad las sensaciones placenteras derivadas de esta práctica dependen, en gran medida, de que sea una relación deseada y decidida. Algunas mujeres, por ejemplo, acceden a tener sexo anal con sus parejas por satisfacerlos y responder a presiones, pero no porque en realidad sea una práctica que disfruten. Someterse a esto puede generar aversión a las relaciones sexuales, sensaciones desagradables y dolor.<br />El sexo anal es una práctica sexual de la que nadie quiere hablar, pero guardar silencio significa exponerse a riesgos sobre la salud. Somos dueños y dueñas de todo nuestro cuerpo, la punta de los pies hasta el cabello. Somos nosotros los que decidimos sobre él, pero para eso es necesario que aprendamos a conocerlo para decidirlo, para protegerlo, para complacerlo.<br /><br /><br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-3328989246652624162009-03-01T23:51:00.000-05:002009-03-01T23:53:56.253-05:00LOS AMORES LÉSBICOS<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">“Encontraron sus labios suaves en un beso. Sus lenguas húmedas se tocaron y sus vientres se hicieron uno sólo. Sus senos se juntaron en un abrazo infinito, jadeante. El frenesí de sus pubis se silenciaba en una sonrisa cómplice. Una era, ahora, de la otra” <br /> Las amantes, Francesca Brango.<br /></span><br />La isla de Lesbos es la tercera isla más grande de Grecia y casi la mitad de su superficie está cubierta por olivos. Fue la tierra que vio nacer a Safo, la poetisa cuya obra alberga escenarios de amor entre mujeres y la inmensa pasión de las relaciones humanas. Los amores lésbicos, caracterizados por aquellas pasiones desatadas entre mujeres, llevan este nombre en honor a esta isla, albergando inimaginables mitos.<br />Lo lésbico ha estado condenado a una doble sentencia. Por un lado está atado a lo femenino, que ha sido sometido históricamente dentro de un patriarcado depredador, y por otro lado está atado a lo homosexual, que significa la ruptura con el patrón dominante de la heterosexualidad. Así, doblemente juzgado por el mismo crimen, lo lésbico implica ser mujer y ser homosexual. <br />Tristemente la única forma en la que se acepta la sexualidad entre dos mujeres, es que esté al servicio de los hombres. El sistema patriarcal ha encontrado más una fuente de divertimento en la homosexualidad femenina que una amenaza. Se controla la ruptura del orden ocultando “la falta” detrás del placer voyerista de algunos hombres.<br />Los amores lésbicos se han plasmado en la pornografía alimentando el ojo del macho, que fantasea con ser el dueño de la imagen erótica entre dos mujeres. Tal vez esta sea la transgresión más grande a lo lésbico, cuando se obliga a convertirse en símbolo sexual de una sociedad de consumo devoradora de imagen.<br />Las relaciones eróticas entre mujeres se vuelve portada de un CD recién lanzado con miles de copias piratas, se vuelve beso público de reinas del pop y se vuelve promoción de un cine rojo triple x que se exhibe en salas de una calle céntrica y sucia.<br />Se perdona lo lésbico cuando sirve a lo masculino, de lo contrario, su segunda opción de existencia es bajo la connotación de travesura previa al matrimonio. Como juego sexual de niñas inmaduras que se divierten con la falda de su compañerita de clase, que se besan bajo la mesa y que escriben un diario adolescente juntas mientras poco a poco de convierten en mujeres adultas y conservadoras, dejando atrás un episodio poco decoroso y pueril.<br />De esta manera, lo lésbico se tiñe de un acto desmesurado de los impulsos sexuales de mujeres traviesas y absurdas, rebeldes que requieren pronto unas nalgadas, que fuman sin permiso y desobedecen antes de empezar a hacerse aburridas madres de familia con tres hijos y un marido sordo, un curso de jardinería y toda su moralidad reflejada en un vestido color guayaba. Mujeres que olvidaron toda su irreverencia y prefirieron quemar las páginas de aquellos diarios sucios de pecados no confesados.<br />De esta forma, tampoco existe el mínimo respeto por los amores lésbicos, que sólo parecen incluirse en la lista de las posibilidades si son pornográficos o actos pueriles de una juventud desequilibrada que se deja atrás con el matrimonio. <br />Quizá lo lésbico ha sido históricamente menos condenado y despreciado que la homosexualidad masculina, pero sin embargo ha sido lanzado al bote del silencio y de la indiferencia. Se discrimina menos, pero se silencia más. Se desprecia menos, pero se invisibiliza más. Se padece menos, pero se ignora más.<br />Las mujeres homosexuales no son tenidas en cuenta en los programas de salud sexual y reproductiva, en los que con frecuencia se asume la existencia de una pareja masculina exclusivamente. <br />Invisibles, silenciosas, no se juzgan porque simplemente ni siquiera existen para el mismo ojo que las discrimina. No existen. Ni siquiera existen para ser juzgadas. Ni siquiera existen para ser lloradas. Ni siquiera existen para ser negadas. Salvo una que otra que haya sido quemada en alguna hoguera del patio de atrás de una casa. <br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-42708077193836573582009-03-01T23:49:00.000-05:002009-03-01T23:51:30.159-05:00EL AUTOEROTISMO DE UN MARIDO<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:130%;">Teresa es una mujer normal, como la que se sienta en el escritorio de al lado. Usa gafas para el sol, come pistachos y cocina recetas de una abuela muerta. Como quiera que sea, la vida personal de un ser humano puede ser tan compleja, que jamás ella misma cree ser una mujer normal. Uno jura que su drama humano lo inscribe en el mundo de lo especialmente único. Tal vez lo sea.<br />Pero Teresa, como muchas otras, es una mujer normal aunque se pase la vida pensando que todo lo malo le ocurre a ella y que cuanta calamidad sea posible de ocurrir, le pasa sólo a ella. De todas las situaciones que le acontecen y la hacen sentirse desgraciada, existe una que Teresa vive con particular padecimiento: Su marido se masturba.<br />En ocasiones ella se queda dormida en las noches y la despierta un sutil movimiento en su cama matrimonial. Abre los ojos y encuentra a su hombre haciendo lo suyo. Allí, a su lado, como un villano frenético esperando la última luz para transgredir el orden bajo las mismas sábanas que comparte con su cónyuge.<br />Una tarde, después de regresar del softbol, se quedó frente al televisor hasta muy entrada la noche, tomando cervezas con el control remoto en la mano. Teresa lo sorprendió masturbándose. Al principio parecía avergonzado. Últimamente no habla del tema.<br />Con frecuencia tienen relaciones sexuales atrevidas. Incluso ella ha pensado que son la pareja perfecta. Sin embargo, un aguacero de quejas y reclamos han empezado a nublar aquel romance y una ráfaga helada empieza a rodear la relación. Teresa no soporta que su hombre de vez en cuando desee masturbarse. Cuando esto ocurre, se siente despreciada, como si él prefiriera su propia mano masculina que el cuerpo femenino que está dispuesto a acompañarlo.<br />Por masturbarse, Teresa lo ha llevado al psicólogo, quien se ha ganado un montoncito de dinero a costa de los desentendimientos entre los dos y la intrusa mano de un marido culposo. En la tercera sesión terapéutica, el psicólogo y su marido se habían empezado a hacer amigos y a Teresa no le dio confianza.<br />También lo consultó con el párroco de la Iglesia, que resultó tan liberal que le dijo a Teresa, palabras más, palabras menos, que buscara oficio. Pero si el párroco no lo condenó a una oratoria infinita de Padres Nuestros y Aves María, Teresa lo ha condenado a la culpa de sentirse un pésimo amante, un pecador, un hombre insaciable, un enfermo desquiciado y un sádico humillante de la feminidad de una mujer joven, abnegada y deseada.<br />Lo que Teresa no comprende es que el pene de su marido le pertenece a él, y como si fuera poco la mano que lo masturba también. Lo que Teresa no comprende es que sobre todo, aunque ella está casada con él, la sexualidad de él le pertenece a él. El matrimonio no es la compra de unos kilos de carne. El matrimonio no es el certificado de propiedad sobre las fantasías eróticas de otro ser humano, de su desarrollo sexual y de su intimidad. <br />Lo que Teresa no comprende es que la masturbación no es un derecho consagrado a la conducta adolescente, la masturbación es la posibilidad de encontrarse con el propio cuerpo en algo que se llama autoerotismo. A pesar de que la masturbación con frecuencia se presenta como una conducta auto exploratoria de la pubertad, puede darse a lo largo de la vida como parte del encuentro del cuerpo con el propio cuerpo y como propuesta de auto reconocimiento.<br />El autoerotismo es la posibilidad que todos los seres humanos tenemos de sentir placer en el propio reconocimiento de nuestra sexualidad. El sagrado derecho que tanto hombres como mujeres tenemos a tocarnos y acariciarnos. <br />Teresa, ha perdido tiempo culpando a su esposo, sin saber que antes de precisar la existencia de un problema, lo que tenía era la oportunidad de un encuentro distinto, de ser ella la portada de la revista que lo erotizaba, de ser la compañera clandestina, la cómplice en el juego sexual o simplemente la bella durmiente que respeta un espacio privado con él mismo.<br />La masturbación no es necesariamente el enemigo de la sexualidad de una pareja. No significa ineludiblemente la distancia entre dos personas. Incluso, de vez en cuando, puede ser la perfecta excusa de un juego sexual que nos acerca, que nos divierte y que nos acaricia de mil maneras. Tal vez un día Teresa aprenda a ser una mujer normal que puede deleitarse con la imagen de su marido bajo las sábanas.<br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-50527825361803869672009-03-01T23:46:00.000-05:002009-03-01T23:49:11.374-05:00EL KARMA DE LA NEUROSIS<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:130%;">El karma es una ley cósmica de retribución o de causa y efecto. Interpreto que es algo así como un orden superior de cuentas por pagar y por cobrar de acuerdo a lo que uno hace, dice o piensa. Guarda una estrecha relación con la reencarnación, porque entre todas las facturas que hay que cruzar, no alcanza una sola vida, sino que hay saldos que quedan pendientes para las vidas siguientes.<br />De manera reduccionista, puedo decir que el karma es una forma de pagar lo que se debe. A lo mejor esta escueta explicación ofenda a más de un budista, a algún hindú o a algún esotérico radical, lo que puede resultar peor. Sin embargo, sin saber mucho del sentido de los karmas, puedo hablar con profundo conocimiento del que creo puede ser uno de los karmas más grandes que un cuerpo y un alma humana puedan resistir: Una pareja neurótica.<br />Para empezar, debemos tener la claridad que cuando hablo de pareja me refiero a todo lo que significa esa expresión a lo largo y ancho. Quiere decir, caben perfectamente personas casadas por la Santa Madre Iglesia, personas que viven en unión libre, noviazgos de cierto tiempo, amantes no tan pasajeros, parejas heterosexuales, homosexuales, con hijos, sin hijos, como quiera que sea.<br />Este karma que menciono como el peor entre los peores, tiene como característica fundamental que una de las dos personas es del tipo neurótico. No quiero desarrollar una teoría psicológica al respecto, ni hace falta una discusión especializada para comprenderlo. Una pareja neurótica es aquella que nada la hace tan feliz como convertir a la otra persona, y en ocasiones a los propios hijos, en verdaderos neuróticos de oficio.<br />La pareja neurótica puede ser hombre o mujer. En algún momento se pensó que la neurosis era algo femenino, pero de más está sospechar que esto lo dijo un hombre neurótico. La neurosis es propia de los seres humanos, más allá de su sexo, su género o su orientación sexual. Hay mujeres y hombres neuróticos por millares y todos podemos tener ciertos rasgos neuróticos y ciertos días neuróticos, pero un neurótico clásico se puede identificar a metros si conocemos las señales claras.<br />El arma de la persona neurótica es la comunicación y en la pareja lo es todo. La persona neurótica usa un tipo de comunicación que es capaz de enloquecer a quienes tiene cerca en la vida, usando permanentes dobles vínculos, situaciones en las que con la boca dice una cosa y con el cuerpo dice otra. <br />La pareja neurótica es especialista en victimizarse, en enredar comunicacionalmente y en hacer sentir culpable a los otros cuando en realidad no han hecho mucho. La pareja neurótica es genial poniendo malas caras, expresiones de fastidio y desaires corporales. Se queja de un dolor permanente, pero nada le satisface. Nunca le caen bien los amigos de la pareja y tiene problemas con todo el mundo. Nunca hace nada y todo se lo hacen a ella. Las cuñadas son groseras, la suegra no la quiere y los compañeros de trabajo le fastidian sin razón. <br />Todo el mundo se pone en contra de ella, hasta sus propios hijos. Todos, todos en la familia, son unos desagradecidos que no han tenido en cuenta todos los sacrificios que hace de manera incondicional. Sufre la limpieza de la casa, sufre el cuidado de los hijos, sufre trabajar desde temprano y sufre llegar tan tarde. <br />Suele ser celosa, insegura y malgeniada. Regañona, discursiva e impecable en el manejo de la cantaleta. La pareja neurótica, por lo general, no es una explosiva amante, pues siempre está amarrada a sus propios juicios de valor y a sus obligaciones. Disfruta poco el sexo, piensa demasiado en el qué dirán y se atormenta por lo mínimo.<br />Si le invita a cine dirá que es muy costoso, si no la invita, dirá que a usted no le importa la relación. Si le pide que hagan el amor dirá que está muy cansada, si no se lo pide, dirá que no le ama. Suele sospechar de las intenciones de todo el mundo y a usted le tiene en una permanente mira.<br />Si la pareja neurótica es mujer, aprovechará los días de menstruación para decir que está de mal genio, aprovechará los días de ovulación para decir que todo le fastidia, y aprovechará los embarazos para decir que está irascible. Si la pareja neurótica es un hombre, no tendrá la maravillosa excusa del periodo menstrual, pero se aprovechará del machismo para sustentar todas sus pataletas histéricas.<br />Una persona neurótica en casa logrará fácilmente destruir su tranquilidad y parece especializarse en dañar un día desde muy temprano antes del desayuno. Siempre tiene un dolor en alguna parte y siempre tienen una condición de salud limitante. Le amarga la vida con increíble maestría y finalmente usted tendrá que disculparse.<br />Recuerde, el más perverso propósito de un neurótico es neurotizarle la vida a quien tenga a su lado. Si usted tiene como pareja a una o a uno de estos ejemplares, pregúntese qué mal hizo en una vida pasada, porque el karma que tiene es condenatorio. En lo personal, con respecto a todos los males que he hecho, prefiero pagarlos en la próxima vida siendo un felino de circo, una rata de alcantarilla o un gusano carroñero, pero que la gracia de Brahmā, Vishnú y Shivá me libren de un neurótico que me amargue la existencia. <br /><br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-50677914329956310272008-09-20T13:25:00.001-05:002008-09-20T13:31:19.540-05:00ENTRE LO REPULSIVO Y LO DIVINO<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:85%;"><span style="font-size:100%;">“Sobre el piso discreto como dos ángeles desnudos<br />Lo recuerdo todo”<br />Iniciación, de José Ramón Mercado</span><br /></span><br />Saliva, sudor, transpiración, lágrimas, más sudor. Humedad, grasa, flujos. Todo esto hace parte de una relación sexual coital, por no ser más explícitos al describir otro tipo de sustancias que pueden sumarse a los elementos viscosos del asqueroso ambiente. Todos los olores genitales, oscuros, agrios, fermentados, salitrosos y hasta marinos, pueden concentrarse en esa maraña que hace la unión de dos cuerpos desnudos que desean tocarse en medio de la noche.<br /><br />Más allá de todas las perversiones que los seres aparentemente normales puedan tener, decidir tener sexo con alguien significa decidir compartir una cantidad importante de secreciones corporales de diferente origen. No hay nada que el perfume, los pétalos de rosas y las lociones importadas puedan hacer, por mucho que intentemos evitarlo, cuando se calienta la noche y el sudor recorre la piel, aquel aire perfecto de ángel recién bañado desaparecerá y nos convertiremos en simples seres humanos con cuerpos hediondos, vulgares y ordinarios.<br />El ser humano se ha esforzado por esconder sus imperfecciones y ha hecho esfuerzos insospechados por parecer una divinidad. En ocasiones algunos hombres y mujeres lo logran, por lo menos en apariencia, van caminando por allí en medio de una temperatura implacable y no sudan, el cabello no se les despeina y jamás les brilla el rostro, pero incluso estos falsos ángeles se pervierten y a la hora del sexo se saturan de olores cavernícolas, de loco callejero, detrás de su Chanel.<br />El uso del preservativo, que ha significado indudablemente un salvavidas en su sentido literal, también proporciona una connotación estéril en lo sexual. Dos sexos que se tocan a través de una membrana artificial, no se someten a compartir directamente sus fluidos. Sin embargo, cualquier nueva cercanía sexual implica, aún con preservativo, compartir centímetros cuadrados de babas, sudor y algunas otras secreciones.<br />Tan solo un beso, significa abrir una puerta nueva a todo un mundo de posibilidades para compartir saliva, restos de alimentos fermentados, bacterias, mocos, sarro y virus de nombre extraño como el Epstein Barr. <br />En realidad el sexo puede ser absolutamente asqueroso. Tal vez lo fascinante de todo esto, es que con la persona precisa y en el momento preciso, esta misma avalancha de estímulos repulsivos, puede significar justo lo más diáfano. <br />El sexo es fuente de placer e instrumento de expresión del amor. Una bola de carne con sudor acariciándose es lo que más nos acerca a nuestra propia divinidad, a la posibilidad de escuchar cantos paradisiacos, a olvidarnos del tiempo y el espacio y a sentirnos tan bellos como jamás podríamos ser, casi perfectos. <br />Nuestra verdadera esencia se deja ver en este momento en el que podemos ser tan libres, infinitamente libres, que nos damos el permiso de ser tan humanos como podemos ser. Es la revolución de dos personas que deciden apartarse de la civilización, que dejamos de ser una copia de un modelo construido, para ser subjetividades inalienables.<br />El neurótico difícilmente se libera con el sexo, sigue atrapado en una compulsión por la limpieza. Alguien que observo de cerca suele decir “es posible que para ser un buen amante, se deba ser un poco sucio y a veces un poco más”<br />Tal vez sea una de las magias más hermosas del Dios Eros, justamente cuando nos baja a nuestro estado más mundano, más vulgar, es cuando nos da la posibilidad de ser dioses en los brazos que nos aman, con la boca que nos canta y frente a los ojos que nos ruegan más de aquello que le damos.<br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-77992739841114690362008-08-24T10:27:00.000-05:002008-08-24T10:31:37.903-05:00LA ESCUELA: UN MONSTRUO QUE ROBA CUERPOS<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:85%;">Para Álvaro Restrepo,<br />por atreverse, por los cuerpos devueltos.<br /></span><br />La niña le exige a su madre una cebolla para su examen de ciencias. La madre convencida de que se trata de algún experimento que realizarán para la clase, se la compra donde la señora Clemencia, la de la tienda. La niña impaciente le dice a su madre que no ha entendido, que esa no es la cebolla que pide su maestra. Lo que le han exigido es que para su examen de ciencias lleve una cebolla en su cabeza, es la condición para presentarlo, un peinado en el que se recoge todo su cabello en un moño que se irgue como una cebolla a pocos centímetros de la mollera.<br /><br />La niña era mi hija. La maestra una mujer que apenas atropellaba el español y vivía con tres perros. La madre indignada, yo, quien ahora escribe con la misma indignación sobre la manera como la escuela toma forma de monstruo que se chupa la libertad de los cuerpos de los niños y las niñas, que succiona su alegría, sus ganas de ser uno cada uno, de mojarse en la lluvia y llenarse las uñas de tierra.<br />La profesora pretendía que todas las niñas fueran con la cabeza peinada al estilo de disciplinadas bailarinas de ballet, esta era su estrategia para evitar que las niñas tuvieran la posibilidad de copiarse ocultándose detrás de sus cabellos. La dominación de los cuerpos es la manera más apropiada de explicar restas en matemáticas, se les resta libertad, se les resta expresión, se les resta identidad, se les resta felicidad. A esta profesora no se le ocurría promover la conciencia moral de sus estudiantes, no, ella les mandaba a hacerse cebollas.<br />No identifico el grado de optimismo que tendría Foucault al escribir el capítulo de Vigilar y Castigar, llamado Los cuerpos dóciles. Si Foucault pensó que al escribirlo iba a cambiar en algo al mundo, me da tanta pena por él cuando veo a las escuelas dominando cuerpos, adueñándose de ellos.<br />No sé si la Secretaría de Educación de esta ciudad lo sabe, pero en Cartagena aún se educa a golpes a los niños y niñas en las escuelas. Mi madre siempre me decía que en su época de estudiante las monjas pellizcaban. Yo me he encontrado con niños que han sido cacheteados por sus maestras, en medio de la clase y con la amenaza de volverlo a hacer si es necesario.<br />Hace algunos años tuve la desgracia de conocer en un hospital a un niño al que la maestra le había cercenado el dedo con la puerta del salón de clase. Ella lo obligaba a salir y él insistía en entrar, en el forcejeo la maestra cerró la puerta con tal tino que le cortó de tajo una falange a un niño que no superaba los 10 años. A este niño le robaron su dedo, al resto se les sigue robando la posibilidad de ser dueños de su propio cuerpo.<br />Encuentro asquerosamente irónico que después en las mismas escuelas se juzguen como problemáticos casos de niños y niñas violentos, que consumen drogas o tienen embarazos a temprana edad. Nadie puede cuidar un cuerpo que no le pertenece y las escuelas no han enseñado a los niños y a las niñas a amar su cuerpo, no les han enseñado sentido de pertenencia, responsabilidad y autonomía sobre él, ha sido más importante exigir que los ganchos para el pelo tengan el mismo color de la falda, o que los zapatos tenis sean 100% blancos o que lleven los niños el cabello corto.<br />Nada de esto guarda ningún sentido con la educación. Las prohibiciones no fomentan para nada el pensamiento crítico. La escuela pública o privada se olvida que el sujeto es cuerpo al mismo tiempo y genera unos discursos que nada tienen que ver con la manera como se restringe ese cuerpo, se gastan horas de clases hablando sobre los derechos humanos y kilos de tiza repasando sobre los derechos de la infancia<br />Si los adultos que somos ahora tenemos una sexualidad triste y fastidiosa, si somos de aquellos que andamos por la vida poniéndonos aburridos horarios para hacer el amor, si se nos olvida que sentimos placer y actuamos como unos robots, deberíamos con toda firmeza ir hasta la escuela en la que nos educamos, pasar por las mismas puertas que pasamos cada mañana con nuestro uniformito bien planchado y con el susto de haber olvidado en casa alguna tarea, entonces, debemos ir a buscar al rector o al maestro si no se han muerto ya o están retirados en una mecedora de algún patio, aunque sea debemos ir a reclamarles a las paredes, a las sillas donde nos sentamos, al tablero, a la tiza, a lo que sea, y exigirles que nos devuelva nuestros cuerpos con la agonía de saber que eso ya nunca pasará.</span><br /> </div>Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-5538140930872534032008-08-19T11:33:00.001-05:002008-08-19T12:31:32.362-05:00MARCAS DE PASIÓN O CONTROL<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:85%;">“-No, no soy Dios, pero sí lo conozco.<br />-¿Cómo es él? —le pregunto.<br />Y él me responde:<br />-Es así.<br />Y me da su tamaño, su peso, sus medidas”<br /><br />Fragmento de Un agujero, de Héctor Rojas Herazo.<br /></span><br />Cuando Rosa está celosa no encuentra qué hacer. .., del desespero empieza a morder. Pobre Rosa, desgastando sus labios y sus dientes marcando al ganado con el que duerme cada noche. Ella como muchos otros seres humanos cree que las relaciones de pareja son una manera de comprar un terrenito, se compra la piel del otro, medida y pesada como en un cuento de Héctor Rojas Herazo. Así, esa piel poseída, se transforma en cuerpo marcado que carga un mensaje, el mensaje de la escritura pública que anuncia la posesión.<br />Uñas, dientes, labios que succionan, garras que se entierran, escritos en el cuerpo que anuncian en una valla grande: Propiedad privada, este terreno no se vende, ni se alquila, ni se permuta. Los perros orinan a los postes marcando la misma territorialidad que los seres humanos marcamos sobre la piel que consideramos nuestra.<br />Versiones capitalistas del amor, manifestaciones posesivas en las que todo lo que hace parte del patrimonio materialista, tarde o temprano, también es susceptible de tener precio. Cuando el cuerpo se posee como cosa material, el cuerpo se desprende de su propia subjetividad y se convierte en un pedazo de carne con tripas y huesos, algo que cabe en una bolsa del mercado y en una caja de tomates.<br />Dejamos de ser sujetos para convertirnos en objetos, en cosas que andan por allí, y nuestra alma pasa a ser un contenido preso en el terreno de otro y las relaciones empiezan a ser nuestras cárceles. <br />Sin embargos existen otras formas de relacionarse con el cuerpo del otro, en el que las marcas no son otra cosa que recuerdos, huellas fantásticas de los caminos recorridos por la intensidad de cada caricia. Todo rastro que dejamos en el cuerpo del otro, sólo debe ser el rastro de nuestra cercanía, de aquella proximidad alucinante en la que deseamos tanto al otro que lo queremos hacer parte de nuestro propio cuerpo sin dejar de ser nosotros lo que somos y sin robarle la esencia a ese otro.<br />Así, cada marca se vuelve recuerdo de aquel momento en el que fuimos uno solo en el mismo abrazo para luego, cuando nos soltamos, nos hacemos cada uno más sí mismo. Un abrazo en el que no perdimos nada, un abrazo del que al separarlo nos quedamos serenos, reconociéndonos juntos, reconociéndonos separados.<br />Los rastros del deseo no deben confundirse con la pata que levanta un perro al orinar el viejo hidrante. Sería un caso de suplantación, en el que se confunde un amante con un carcelero, con un dueño, con un amo, con un perro, con un propietario. <br />El sentido de la escritura sobre el cuerpo del amante depende del mensaje, del fin, de la pretensión, de la intencionalidad y de las razones que tenemos, así los grafemas parezcan los mismos labios, hay marcas que son de infinito deseo y otras simplemente de egoísta posesión. <br />Qué es lo que quiere de mi cuerpo. Qué mensaje escribe en él. Me muerde como una manzana cuando arde del deseo o sólo ejerce el derecho del poseedor. Qué es lo que dejo en su cuerpo. Son las ganas de amarlo o de dominarlo. Una delgada línea de cuestionamientos se traza entre los cuerpos que son amados con pasión y aquellos sobre los que se impone control.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-9737447275956154212008-08-04T16:28:00.000-05:002008-08-04T16:41:12.858-05:00LA CEGUERA BESANTE QUE APRENDIMOS<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Para aquel que siempre es una luz en mis tinieblas.<br /><br />Cuando era niña me sentaba frente al televisor a ver novelas. Casi todas eran mexicanas. A mi abuela le gustaban tanto que alquilaba videos de varios capítulos de una misma novela y en las noches, con un vaso de avena fría que ella misma preparaba, hacía un maratón de Los ricos también lloran, La Fierecita, La esclava Isaura y Bianca Vidal. <br />Me sentaba a su lado, a pesar de que mi padre estaba convencido de que ver novelas a mi edad podía embrutecerme. Ahora pienso como él. Es posible que mi porcentaje de embrutecimiento se explique por aquellas noches a media luz, con mi abuela en la mecedora de al lado y con el reflejo centelleante de la imagen del televisor que presentaba circunstancias que a mi corta edad no lograba comprender.<br />Allí aprendí a besar. Recibí ilustraciones protagonizadas por personajes que creía conocer realmente. Las malas, esos personajes antagónicos de las novelas, eran bellas, pérfidas y sobre todo brillantes. Las buenas, eran tontas, aburridas y lloronas. Los besos de las buenas y las malas tenían algo en común, todas besaban con los ojos cerrados.<br />Muchas mujeres de mi generación recibieron sus primeras clases de besos sentadas frente al televisor, suspirando por amores que parecían propios. Ahora creo que son las novelas las causantes de nuestra ceguera besante, esa negación a verle la cara de placer al prójimo cuando lo tenemos pegado a la boca.<br />Se supone que cerramos los ojos para concentrarnos más en lo que justamente se siente en la boca y no es una mala idea, pero la verdadera fatalidad es que creamos inconcebibles acercamientos con los ojos abiertos. En el sexo nos privamos con frecuencia de infinitos estímulos visuales que lastimeramente pasan frente a nuestros ojos cerrados. <br />La sexualidad está aún muy teñida de culpas católicas y no ver es la elección propia del camino de la vergüenza. Los hombres, menos culpabilizados, se atreven a descubrir la imagen erótica de la pareja, pero las mujeres nos negamos con frecuencia a descubrir al otro y a descubrirnos a nosotras mismas. Somos una especie de avestruz sexual, creyendo que si cerramos los ojos nada estaría pasando.<br />Detrás del pudor ciego de la sexualidad, a la final lo que se siente es miedo de quedar atrapados entre la mirada que nos devora y nuestros propios deseos. La mojigatería invidente es de tal tamaño, que muchas personas cierran los ojos desde el cortejo sexual y no los vuelven a abrir hasta que todo se ha acabado. Es una tristeza, pero muchos ni siquiera sospechan cómo es la cara de su pareja cuando llega al orgasmo, ni cómo sus labios entre abiertos forman ángulos perfectos cuando se encuentran en exquisito deleite por nosotros mismos.<br />La claridad y la oscuridad son opciones maravillosas para darle grados de luminosidad al amor, pero apagar la luz es una estrategia infame cuando tiene como pretensión aumentar nuestra ceguera, la negación de nuestro propio cuerpo y la negación de otro. Una cosa es jugar a encontrar nuestra piel en medio de una espesa oscuridad y otra distinta es huir del encuentro en medio del pretexto de las tinieblas.<br />Cuando el sexo usa los ojos descubre infinitas posibilidades que alimentan nuestros sentidos y lo que vemos se vuelve música que se atrapa por los ojos, descubrir la generoso paisaje del pecho que nos abraza, la locura de sus ojos agónicos y cada giro que dibuja la forma de su cuerpo, se suma a un éxtasis fantástico en el que la realidad que tenemos al frente supera cualquier ceguera imaginable. Ver o no ver, ese también es el dilema. Si cerramos los ojos lo imaginamos, si los abrimos allí estaremos, entregados, desnudos y hallados.<br />Culpo todas esas novelas de los años 80, las culpo a todas. Infames, nos educaron en la represión del voyerismo de nuestra propia intimidad. En algún lugar leí que la rana es el único animal que cierra los ojos cuando traga para no ver lo que se come, lo que me parece un acto de irresponsabilidad y poca cortesía de su parte. Podemos atrevernos a abrir los ojos, pero con el corazón entre las manos, porque de cualquier manera como en Ensayo sobre la ceguera de Saramago, es macabro ser vidente en un mundo de tantos ciegos.<br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-86045411598433009652008-07-27T13:50:00.001-05:002008-07-27T13:53:52.340-05:00LA CAUTIVANTE BELLEZA DE UNA FEA<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Juan Martín es un perfecto reconocedor de la belleza femenina, la huele en la distancia y aprecia infinitamente esas mujeres de largas piernas robustecidas, bronceadas como un mármol. Lo cautiva el rostro de una mujer bella, de esas que entran a un lugar con unas tetas dibujadas, absolutamente seductoras. Juan Martín no se rodea de feas, sale con mujeres bonitas, estilizadas, que parecen sacadas de las revistas.<br />Por circunstancias laborales debe reunirse con una mujer que resulta ser tan poco atractiva que ni siquiera puede pretender un espacio en la memoria para ser recordada como fea. Un cuerpo que a simple vista no dice nada, un rostro escondido detrás de nada, rellena, de gafas y un pelo corto que parece estar puesto allí por obligación. Más que horrible es una mujer insignificante. Juan Martín y ella trabajan revisando un documento. Él casi no la mira, no podrá recordarla al día siguiente. Concentrados exclusivamente en el trabajo, ella empieza a dar argumentos sobre uno de los tópicos que analizan. Él sólo la escucha. Poco a poco mientras ella habla, él empieza a sentir un extraño interés en sus palabras. Tan coherentes, tan suaves y firmes. Repentinamente Juan Martín desea saber quién es la mujer que habla y desprende su mirada del documento y la mira, la mira mientras ella habla.<br />Algo se empieza a transformar frente a sus ojos. Todas las palabras que ella argumenta empiezan a escucharse melodiosas y le permiten descubrir a una mujer, quizá la fea más bella que haya visto en su vida. Ella comprometida con cada una de sus palabras ignora que Juan Martín ha empezado a desearla. Él ya no la escucha, sólo ve su boca moverse y se imagina que la besa. Más allá de las gafas de marco azul hay unos ojos y Juan Martín sólo piensa en recorrerlos con la lengua. <br />Desconozco otros detalles. No sé si fueron a la cama. No puedo afirmarlo, ni tampoco negarlo. Pero ahora Juan Martín quiere renunciar a ser un hombre frívolo. Aquella tarde descubrió las infinitas posibilidades del encuentro con una mujer. Dice ahora que prefiere a las feas, dice que lo importante no es el cuerpo que una mujer tenga, sino lo que se hace con ese cuerpo. Dice que sigue buscando a la fea de su vida.<br />La última vez que lo vi estaba con una mujer tan bella que parecía famosa. Vestía con un profundo escote y su cabello largo parecía de mentiras. Se movía perfecta con su perfume Chanel. Le pregunté por la fea y me dijo “La sigo buscando” Fue difícil creerle, pero lo hice. <br />Es posible que todos podamos reconocer lo que es la belleza femenina, que todos como Juan Martín sepamos exactamente dónde está. Pero de manera paradójica, en la vida real, hay casos de mujeres no tan agraciadas que tienen sorprendentes resultados cuando de conquistar hombres se trata, y hay otras que con todos los atributos físicos a su favor no tienen la misma suerte.<br />La belleza es también cuestión de actitud, cuestión de encanto. Un terrateniente podrá ser dueño de mil hectáreas, pero si sólo es capaz de reconocer como suya una de ellas, jamás podría compartir con otra persona más allá de esa única hectárea. Puede ser la tierra más bella, más generosa, pero él sólo tendrá para mostrar un miserable terruño del que se cree dueño.<br />Pero si otro campesino, es sólo dueño de tres hectáreas, quizá más áridas y menos fértiles, pero se reconoce como dueño y señor de su pequeña tierra, podrá disponer absolutamente de ella y compartirla de la manera que le apetezca. Aunque el primer hombre tenga más, en la medida que no sea capaz de reconocer lo suyo como suyo, siempre tendrá menos que el segundo, menos para mostrar, menos para compartir.<br />La seducción femenina no requiere exclusivamente la belleza, en realidad puede prescindir de ella, lo fundamental es reconocer nuestro cuerpo como nuestro, hacernos dueñas de las hectáreas que nos pertenezcan. Algunas mujeres que acuden a un encuentro con el bisturí, deben comprender que el verdadero cambio en sus vidas tendrá lugar el día que redefinan su cuerpo, que se apropien de él. La cirugía plástica sólo tendrá los efectos deseados cuando somos capaces de descubrirnos a sí mismos como un cuerpo erótico y sensual.<br />Esa comunión con la sensualidad de nuestro cuerpo no depende de las formas que tenga nuestro cuerpo – y nuestro rostro-, depende del descubrimiento de nuestras posibilidades eróticas más allá de cualquier patrón de belleza. Probablemente Juan Martín lo descubrió en aquella mujer de las gafas del marco azul. Tal vez fue tan fascinante que él insiste en encontrar una mujer no más belle, sino una mujer que sea dueña de la belleza que tenga, una fea que le haga sentir que es la mujer más cautivante del mundo.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-7777374291077310272008-07-16T18:43:00.002-05:002008-07-16T18:51:52.726-05:00LA DESNUDEZ DEL VESTIDO<span style="font-family:verdana;font-size:130%;"><div align="left"><br /><span style="font-size:100%;"><span style="color:#ff9900;">“…una mujer extendida a su lado, la cabeza apoyada en su regazo, los ojos cerrados, los brazos escondidos en el amplio vestido rojo que se extendía alrededor, como una llama, sobre la estera color ceniza”<br />Fragmento de Seda, de Alessandro Baricco</span><br /></span><br />Cada mañana lo mismo. Qué me pongo. Todo depende de para dónde voy. De cómo me siento. De quién me verá. La decisión del qué me pongo puede ser absolutamente complicada para algunos. Pantalón o falda. Corta o larga. Hasta la ropa interior resulta compleja.<br />María ha empezado a salir con su profesor de fisiología. Le gusta. Han ido a almorzar tacos, han ido al cine. Ahora él la ha invitado a cenar a su apartamento. Vive solo. Ella quiere ir, pero piensa que es demasiado pronto para acostarse con él. Quiere sólo besos contundentes y caricias. Se imagina revolcándose en el sofá de su profesor. Pero María dice que “no quiere dárselo”. Comete el error de muchas mujeres que creemos que en el sexo entregamos algo, pero en el sentido más estricto somos receptoras.<br />Quiere ir, pero se ha inventado un mecanismo de control. Como a María le importa excesivamente el qué dirán, sabe que jamás dejaría verse de un hombre si no está “presentable”. Ha decido ponerse sus calzones rotos. Son de florecitas. De un algodón que con el paso del tiempo ha empezado a exhibir unas transparencias en aquellas zonas en las que seguramente se ha restregado durante el lavado. Los elásticos se han empezado a aflojar y de algunos salen unos hilos desflecados, de esos que si uno jala no sabe cuándo va a terminar, ni dónde. Son grandes, imperfectos y sobre todo están rotos. Ventilan en la parte de adelante, en un huequito en el que se asoma tímidamente el vello púbico de María. Ella ha sido clara en su decisión de portarlos esa noche, los calzones rotos tienen un objetivo en su vida: Limitar cualquier fragilidad en la carne de María. Ser el obstáculo perfecto que evitará que ella se deje llevar por sus pasiones y termine haciendo el amor precozmente con su profesor de fisiología.<br />María ha sido enfática y ayuda su estrategia dejando sus piernas sin depilar. Se pone unos pantalones justos y se presenta en el apartamento del hombre. Un par de días después María confiesa su hazaña. Todo estaba controlado, hasta que se dejó llevar por la excitación y simplemente olvido sus calzones rotos. La fragilidad de su carne joven fue mayor y quedó expuesta a la vergüenza de aquellos inolvidables calzones rotos de florecitas.<br />Quisiera decir que esta historia termino mejor, que ahora están casados y tienen dos hijos, y que en las reuniones con sus amistades cuentan aquella anécdota. Pero no ocurrió. Tal vez él la ha olvidado y ella sólo lo recuerde por la vergüenza que sintió. Por retaliación configuró una burla sobre el tamaño de los testículos del profesor, pero en el fondo de su alma sólo quería estar a mano.<br />La ropa es sexo también. Siempre es prenda al servicio del erotismo y toma la connotación de fetiche. La desnudez es la exposición del cuerpo, tan violento, tan vulnerable. La ropa, sin embargo, obedece a mecanismos de seducción más elaborados. La transparencia seduce. Seduce ver desvestir, quitar una prenda tras otra como camino al encuentro visual con la piel. La ropa interior seduce, es la máscara de la genitalidad, el antifaz que oculta la culpa del deseo.<br />Las prendas tienen su propio espíritu, se impregnan de quién las viste. Se roban el olor de la piel. En una tienda de ropa para hombre, las camisas están allí esperando, tan parecidas a la espalda de aquel que las llevará. Están allí todos, colgados en un gancho. Tan serios los de manga larga. Tan atrevidos algunos. Son pedazos de esencias de hombres como un pinocho de madera que sólo espera un soplo de vida. Pero ligeramente, desde que las crean, sutilmente empiezan a tener carácter.<br />La ropa no es nada, son trapos. Trapos sobre trapos todos cosidos. La gente mata animales, los caza y los destripa para hacerlos zapatos o abrigos. La aventura insospechada de la ruta de la seda, dejaba expuesto el poder cautivador de una textura. Cruzar medio planeta sólo por seda. Trapos sobre trapos, todos finalmente elementos de seducción. Antes de quitarse la ropa, es mejor pensarlo dos veces. El desnudo es indiscutiblemente bello, pero la ropa es el juego erótico de lo imaginable, de lo posible. Una mujer se mueve diferente cuando lleva un pequeño interior de encaje rojo, aunque sólo ella sepa que lo lleva puesto. Determinamos nuestra ropa, pero también lo que usamos nos determina y nos seduce primero a nosotros mismos y después a los otros. En ocasiones, no hay mayor desnudo que seguir vestidos.<br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-11174979272420583242008-05-03T08:56:00.001-05:002008-05-03T08:58:26.171-05:00VIAJANDO EN PRIMERA CLASE<span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">“Tu aliento es mi única vida, y son tus ojos mi luz; mi alma está donde tu pecho, mi patria donde estás tú”<br />Augusto Ferrán<br /></span><br />Rolando estaba vestido de negro, pero bailaba feliz. Yo lo contemplaba y me alegraba de verlo, pero no podía contener las lágrimas. Sin detener su baile, él me preguntaba por qué lloraba. Yo le explicaba con calma y le decía “lloro porque te estoy viendo y tú estás muerto” Rolando levantaba sus hombros en un gesto despreocupado y me hablaba con ternura y firmeza “yo sé que estoy muerto, pero no llores. Más bien recuerda algo, lo importante es lo esencial, si uno tiene amor lo tiene todo”<br /><br />Hace algunos años Rolando me hablaba de lo que era vital, me hablaba de la compañía y del amor. Me enseñó un día, que en ocasiones el sólo roce de las manos entre dos personas que se aman, es todo, absolutamente todo. Y ese roce puede ser en cualquier lugar y bajo las circunstancias más simples.<br /><br />Sin embargo, pocas personas tienen la posibilidad de dibujar el amor como lo hacía mi amigo. La mayoría de las veces estamos preocupados por construir un amor de escenarios. Parejas que pasan la vida buscando el siguiente camino excitante, el siguiente crucero, el siguiente viaje de yajé, el siguiente restaurante de lujo, la siguiente suite en la playa, como si cada una de esas circunstancias fuesen la tierra fértil que permite un amor que no encuentra lecho en los brazos de quienes lo viven.<br /><br />Cuando el amor se apropia de sí mismo, cuando se siembra en las bocas que se besan, no necesita un lugar para existir más lejano que el propio abrazo. Y el cuerpo del amado es todo el territorio que nos interesa, y preferimos acariciar algún otro rincón secreto de su piel que viajar por el mediterráneo.<br /><br />Cuando el amor se apropia de sí mismo, no necesita visa para nada, no paga peaje, no reserva ni discute con servicio al cliente. No carga nada a la tarjeta, no financia, no pide la cuenta, no regresa a casa, porque jamás sale de ella. No presume fotos de fin de semana ni se anuncia en la página de sociales.<br /><br />Los lugares que recorremos son sólo pretextos para construir una historia. El palo de caucho que nos cobijó aquella noche de lluvia, la banca del parque en la que vimos el amanecer, el hotel de mala muerte en el que pasamos aquellos días intensos, la iglesia aquella en la que nos juramos amor por vez primera, la orilla del río en la que nos contamos nuestros secretos, el barcito aquel en el que bailamos nuestra canción….<br /><br />Los lugares se convierten en pretextos simbólicos, pero lo imprescindible es lo que habita en esa relación, que se atreva a ser un amor de parque, que pueda construirse desde lo simple, aunque tengamos la posibilidad de viajar en primera clase. Si un amor no se encanta viendo un atardecer desde su propia ventana, es un amor tan perezoso y esnobista que tampoco merece que lo saquen de paseo.<br /><br />Se evidencia casi una competencia absurda. La gente tiene conversaciones en las que ostenta el nuevo destino, aquellos que estuvieron en Aruba le ganan a los que estuvieron en Mendihuaca, los que estuvieron en Mendihuaca están por encima de los que fueron a La Boquilla, pero los que fueron a París, les ganan a todos los demás. Es un amor consumista, que se engaña, creyendo que son más felices aquellas parejas que tienen dinero para viajar.<br /><br />Nadie tiene mayor cara de felicidad que los noviecitos de los pueblos, que se reúnen en la plaza central, tomados de la mano. No podemos estar seguros de que seamos más felices en un spa en Grecia que en una hamaca en el patio de la casa. De cualquier manera, cuando uno está enamorado, el lugar más exquisito es el pecho de la persona que amamos.</span>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-13206277887824998522008-04-11T14:49:00.000-05:002008-04-11T14:51:43.904-05:00ENTRE LA OSCURIDAD Y LA TRANSPARENCIA<span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">“Un hombre y una mujer que no se mintieran nunca y se confesaran inmediatamente todas sus traiciones no se engañarían nunca”<br />Michel Tournier<br /><br />Para aquellos amores valientes<br />que intentan amarse tal como son,<br />esos que no se venden simulacros.</span><br /><br />Es la primera vez que tengo decidido mi epígrafe antes de empezar a escribir. Lo encontré en un libro maravilloso, que fue un hallazgo sorprendente, de esos que se presentan cuando no los estamos buscando. <br /><br />El personaje de la novela de Tournier, Yves Oudalle, le pregunta a Nadège, su mujer, si cree que es necesario mentir. Ella le responde diciéndole que “entre la oscuridad de la mentira y el cinismo de la transparencia hay lugar para toda una gama de claroscuros en que la verdad es conocida, pero callada, o voluntariamente ignorada”. Para Nadège, la buena intimidad debe estar en la luz crepuscular, no debe ser total transparencia, no debe ser total oscuridad, y agrega “Tú me engañas, yo te engaño, pero no queremos saberlo”<br /><br />Mentir es casi un arte. La mentira perfecta es aquella que ocurre en medio de verdades, que le roba la dignidad a la verdad y se viste de ella, sólo de esta manera se vuelve creíble. Es pecado y hasta delito. Pero todos mentimos alguna vez…, todos. Como aquel que roba para comer es un ladrón, aquel que miente piadosamente es un mentiroso. <br /><br />Las relaciones de pareja son el terreno de las mentiras. Existe una diferencia entre lo discursivo y lo real. El primer gran engaño de una pareja es el enamoramiento inicial que se da en el cortejo. Dos personas que se muestran con su mejor máscara, velados, con el mejor vestido para cautivarse mutuamente. <br /><br />Jamás verán a un par de enamorados, durante sus primeras citas, hurgándose la nariz. Cómo pueden saber si en realidad aman lo que son, si no se muestran como son. La primera tragedia comienza cuando se evidencian humanos, entonces la doncella tiene mal aliento y el príncipe encantado muy mal humor. Se encuentran con sus malos olores, sus malos hábitos y sus neurosis. Se han mentido ambos. Sus vestidos principescos se vienen abajo y quedan al descubierto los vasallos que somos. Si para entonces, el amor se ha sembrado realmente, se seguirán amando a pesar de encontrase mortales, vulgares, humanos. <br /><br />Las otras mentiras vienen después. La construcción de la pareja no sólo idealiza a los personajes, sino que también idealiza lo que se edifica entre ellos. Cualquier error es motivo suficiente para convertirnos en ángeles caídos frente a los ojos de aquella persona con quien compartimos la vida.<br /><br />El juicio y la condena deben venir sobre el mentiroso, pero de la mentira también hace parte aquel que no puede con las verdades. Nadie quiere ser engañado. ¿Será eso cierto? ¿No queremos ser engañados? Cuántas veces no nos hacemos los tontos frente al engaño, por un lado tratando de descubrirlo, revisando llamadas telefónicas, abriendo sobres ajenos, invadiendo la privacidad del otro, pero por otro lado, petrificados, sin saber qué hacer con las verdades, actuando como si nada ocurriera, jugando al equilibrio patológico.<br /><br />Conocí a una mujer que literalmente usaba mecanismos de tortura para que su pareja le confesara su infidelidad, harto de tantas presiones, un día él terminó admitiéndolo. Ella en medio de sentimientos de humillación, le reclamó el no haber “hecho bien las cosas”. “Haz lo que quieras, pero que yo no me entere”, ¿será este el claroscuro al que se refiere el personaje de Tournier?, hombres que dicen “En tantos años de casado, mi esposa jamás puede quejarse de que he tenido otra mujer” Y puede que haya tenido todas las del mundo, pero su orgullo no es la fidelidad, su orgullo es tener 20 años de inmaculada mentira.<br /><br />Sufre el engañado y se engaña también aquel que crea la mentira. Pero podríamos rechazar ese sórdido panorama y abrirle paso a la luz de la transparencia de las verdades, de la crueldad de la verdad…, sólo si en realidad pudiéramos resistirlo. El que miente puede que sueñe con aquel día en el que se sepan todas las verdades y se haga libre, y el engañado puede que le tema a aquel día en que por fin deje de ser víctima de engaño y que la verdad se le ponga al frente de sus ojos y ya no sepa que hacer con ella.<br /><br />De repente, prefiera el claroscuro, porque pueda que demasiada luz le deje ciego después de tanta oscuridad. Pero si en su relación quiere apostarle a la verdad, tendrán que redefinirlo todo, incluso dejar de mentirse a sí mismo. Tendrán que aceptarse humanos, amarse aún cuando sean ángeles caídos, quererse aún en las sombras, y preguntar sólo aquello que somos capaces de comprender. Difícil, imposible para muchos. En ocasiones, es mucho más cómodo quedarse en el discurso de la sinceridad y la confianza, mintiéndonos mutuamente y sobre todo mintiéndonos a nosotros mismos, exigiendo la verdad cuando no podemos con ella.<br /><br /><br /> </span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-73773169891246069432008-03-20T16:57:00.003-05:002008-03-20T17:02:09.266-05:00LO FÁCIL SERÁ PECAR<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Y_TUL_9I7WdKSudxTKCPkTfgN3IWhxd0l-_NdZGEVzxZsNTwYBjIFDewox_RXGjG9aWmsoFGgOVz_tpYT0Ku9s68ygPkshEKvU2LZaBrkrovnrPOOXLrPWY4rbZCvN1u4F5NV_LAkEY/s1600-h/23fff.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5179947322366230834" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2Y_TUL_9I7WdKSudxTKCPkTfgN3IWhxd0l-_NdZGEVzxZsNTwYBjIFDewox_RXGjG9aWmsoFGgOVz_tpYT0Ku9s68ygPkshEKvU2LZaBrkrovnrPOOXLrPWY4rbZCvN1u4F5NV_LAkEY/s200/23fff.jpg" border="0" /></a><br /><div><span style="font-family:arial;"><br /><span style="font-size:130%;">Cuando era niña, estudiaba en un colegio de religiosas. Recuerdo los amplios salones siempre limpios. Los bonches, los palos de tamarindo y guayaba. Era feliz. Las monjas con sus vestidos bien planchados, cariñosas. Las amigas, las convivencias, la banda de guerra, la tuna, la infancia misionera, la barra de animación y las clases de baloncesto, mecanografía y costura.<br /><br />Con cierta regularidad, debíamos asistir a una misa obligatoria. De manera tan ordenada, disciplinadas, bien peinadas. Un día, en medio de la sagrada eucaristía, me dio un ataque de tos, y como ya me habían dicho que bostezar, comer chicle y toser estaba prohibido en la misa, empecé a hacer todos los movimientos posibles para aguantarme, contuve la respiración, carraspeé, respiré profundo, traté de toser suavemente, pero finalmente la tos estalló con toda la resonancia que aquel catarro que padecía me lo permitió…, quedé expuesta a la vista de todos, apenada, avergonzada.<br /><br />No se espere que una niña que vive tan traumática situación a los 9 años de edad, sea una mujer que visite mucho la iglesia. Aquella represión exagerada que percibí, provocó posteriormente la risa de algunos adultos a los que les conté mi sufrida historia. Tan inocente era en pensar que en “la casa de Dios” se pudieran enfrentar semejantes prohibiciones.<br /><br />Ahora vivo muy cerca de una iglesia. Me encanta escuchar sus campanadas de la misa de la tarde anunciando los tiznes anaranjados que se forman en el cielo. He vuelto a ella y he encontrado que en su puerta tiene un anuncio que reza “Tu forma de vestir al venir a la iglesia muestra el grado de tu fé”. En el espaldar de sus bancas dice “No caminar ni colocar los pies en el reclinatorio”, también dice: “Apagar el celular” y por último: “No consumir alimentos, agua, ni chicle” “…ni chicles”, vuelve aquella desesperada imagen de mi infancia, y me pregunto si debo esperar encontrar algún anuncio que diga “Prohibido toser”<br /><br />Entendía que los pecados capitales señalados por el Papa Gregorio I en el siglo VI, son: la soberbia, la envidia, la gula, la lujuria, la ira, la avaricia y la pereza. Todas son palabras graves, con acento en la penúltima sílaba, y son pecados graves. Quince siglos más tarde, no podíamos terminar de aprendernos esta lista, cuando El Vaticano saca una nueva lista de pecados “sociales” que son: las violaciones bioéticas, como la anticoncepción; los experimentos moralmente dudosos, como la investigación con células madres; la drogadicción, contaminar el medio ambiente, contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres, la riqueza excesiva y generar pobreza.<br /><br />Creía que eran suficientes los 10 mandamientos, pero el Papa consideró que necesitábamos más prohibiciones. Sin embargo, ahora parece que con tantos pecados, cada vez nos está quedando más fácil el ingreso al infierno.<br /><br />El Vaticano coincide con la Conferencia Internacional sobre Población y desarrollo, realizada en El cairo en 1994, que tiene como prioridad la reducción de la pobreza. Supongo que por algún lado, en letra menudita, se justificará que en ciudad de El Vaticano exista tanta riqueza.<br />Pero al parecer, La Iglesia, en su esfuerzo por hacer una lectura sobre los nuevos pecados que abaten nuestra sociedad, no es conciente de la necesidad de promocionar la salud sexual y reproductiva. Tener acceso a métodos de anticoncepción hace parte de nuestros derechos sexuales y reproductivos, nos permite planificar nuestros embarazos y disfrutar de nuestra sexualidad sin temor.<br /><br />Sin embargo, somos las mujeres las que debemos decidir. Somos nosotras las que llevamos embarazos que no deseamos, con hombres que huyen. Somos nosotras las que somos víctimas de violencia sexual hasta por parte de nuestra propia pareja, las que morimos en las salas de parto y las que tenemos que dejar todos nuestros sueños cuando quedamos embarazadas en la adolescencia, y además tenemos que cargar con la mirada de censura. Somos nosotras las que tenemos que casarnos con el primer borracho para no llevar el estigma de ser madres solteras. Somos nosotras las que criamos hasta el cansancio a tres niños cuando llevamos otro en el vientre y aún así tenemos que traer los huesitos para las sopas.<br /><br />Con una lista tan larga de pecados, que sumando entre los capitales, los sociales, los 10 mandamientos y cualquier otro que se inventa el párroco de mi barrio, lo fácil será pecar. La píldora anticonceptiva ha evitado que muchas mujeres vivamos infiernos en esta vida y que traigamos al mundo a niños y niñas a vivir vidas infernales al no ser deseados, ni amados, ni planeados. Usemos o no anticonceptivos, después de todo estaremos en pecado por no reciclar. De cualquier manera ya lo dice el refrán, el que peca y reza…</span></span><br /><span style="font-size:130%;"><br /><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-15624484932034029912008-02-21T11:55:00.004-05:002008-02-21T12:26:43.400-05:00SOMOS UNA SUMA DE MIRADAS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYOZjWfLR_GMJw2w7VH9wnWr605gIwGGDhJ0BeBMbDx0-Cc1zsbZVNaxWqMPu2c53I_C72A92gUAH-T42EaSnSa5CwgoDEwzo9SziEgSreu9FG0zcd_M4pCzhq1yXtiS12N4sMRC0H03w/s1600-h/foto+roly+lindo.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5169484483333805778" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 444px; CURSOR: hand; HEIGHT: 241px" height="216" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYOZjWfLR_GMJw2w7VH9wnWr605gIwGGDhJ0BeBMbDx0-Cc1zsbZVNaxWqMPu2c53I_C72A92gUAH-T42EaSnSa5CwgoDEwzo9SziEgSreu9FG0zcd_M4pCzhq1yXtiS12N4sMRC0H03w/s320/foto+roly+lindo.jpg" width="459" border="0" /></a><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;">“Esta vez, si me resbalo y me caigo no hay dolor, te ofrezco el corazón, rellenito de estrellas. Esta vez, en la cuenta del mundo somos dos…”<br />Huellas, Rolando Pérez<br /><br /><span style="font-size:130%;">En los últimos días el país tiene ganas de marchar, algunos salen y se visten de blanco y en el fondo de su alma ni saben por qué están marchando, que si el sentido de la marcha era uno, que si la otra será por los otros, que si cierto grupo de reputación salvaje apoyó alguna, que unos que no marchan, pero se concentran…, la gente está que se marcha y sale a caminar y a gritar cosas, por indignación, por solidaridad, por repudio, por algo que sienten pero ni se explican, y a la final, más allá de las razones ideológicas, la verdadera razón para dejar lo que se está haciendo, ponerse una camiseta y someterse a un sol inclemente, es la alteridad.<br /><br />El ser humano, que parece a veces de naturaleza perversa, se asume a sí mismo por la mirada amorosa de aquellos que lo rodean. Los bebés cuando nacen, creen que su madre y ellos son la misma entidad. Un bebé de apenas un mes de nacido, cree sin espacio a la duda, que él y su madre son una misma cosa, un mismo cuerpo…, y los bebés son sabios, tienen la razón. Cuando la madre está angustiada, el bebé con un llanto súbito de dolor se queja de cólico. Las abuelas decían que la leche se le agriaba, que “mija no le des la teta si estás peleando con tu marido”, pero lo cierto es que se sabe que la madre es la “psiquis” y el bebé es el “soma”. Aquello que la madre siente, que ocurre en su vida emocional, se evidencia en síntomas en el cuerpo de su bebé.<br /><br />A medida que el tiempo pasa, el bebé empieza a darse cuenta de que son dos seres humanos diferentes, lo sabe tanto, que alrededor de los 9 meses presenta lo que se llama ansiedad por separación, y consiste en un horrible miedo a que la mamá se vaya y le abandone, a que no regrese, y ese miedo se va quitando a lo largo de la vida y en realidad no se termina de quitar nunca, porque aún, siendo adultos, nos sentimos inquietos cuando nuestra madre se va de viaje, ni hablar de la angustia cuando pensamos en la posibilidad de su muerte.<br /><br />Pero el caso es que el bebé se empieza a enterar que es otra cosa, diferente a ese ser que le alimenta de su seno y eso es triste, pero también desafiante, porque representa el reto entonces de descubrir quién es. Y un bebé, digamos, cuando tiene 1 año, ya sabe que él no es su madre, y no sabe hablar, pero debe tener una idea de su existencia, una referencia de sí mismo, porque un bebé no sabe bien si es un pollo, o un pony, a un pequeño bebé ni siquiera se le ha dicho que pertenezca a la especie de los humanos. Pero empieza a intuir quién es a partir de la manera como lo miran.<br /><br />Entonces siempre le explico a las mamás con las que trabajo, que los niños y niñas saben quiénes son, a través de los ojos de las personas cercanas, de las personas significativas. No es el reflejo en el espejo lo que define la configuración de la subjetividad de un niño pequeño, es el reflejo en los ojos de su madre, en los ojos de su padre, de su hermana mayor, de la abuelita…, si esos ojos lo miran con amor, el niño crecerá convencido de que es un ser de amor, y poco importa si es un gato, o una iguana, pero reconoce su valor…, pero si esos ojos lo miran con desprecio, el niño crecerá con la convicción de que es un ser despreciable.<br /><br />Soy, gracias a los ojos de esos otros que me miran, que con su mirada revelan mi existencia y ellos son, gracias a la mirada que les devuelvo, y les revela su existencia. Esto es precisamente la alteridad, que a la final somos una suma de miradas que vienen de un lado para el otro.<br /><br />Mañana, sábado 23 de febrero a las 6 de la tarde, en la Playa de la Artillería, en el bar de Eparquio Vega, estaremos reunidos intentando devolverle una miradita a Rolando Pérez, convoco a todos los que deseen acompañarnos, que ojalá donde quiera que esté le llegue una lucecita de nuestros ojos, que le recuerden lo que significó y lo que sigue siendo en nuestra memoria.<br /><br />Cuando matan a alguien y no sucede nada, existe una expresión popular que dice “lo mataron como a un perro”, pobres perros, no creo que tengan la culpa de la desgracia humana. No hay que meter a los perros en esto, la impunidad necesita de la mirada de todos, el malestar ese que lo sigue levantando a uno a marchar por algo, la voz de protesta colectiva.<br /><br />Ha pasado un año desde aquel horrible día en que encontré a mi amigo asesinado, quisiera saber un año más tarde qué se ha hecho, quisiera saber cuándo se hará justicia, quisiera saber cuáles son las respuestas de la fiscalía, quisiera saber qué ha hecho el Consulado de Cuba además de devolver el féretro a su país, quisiera saber qué ha hecho la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en la que Rolando fue profesor de comunicación social por años y formó a muchos periodistas que ahora trabajan en los medios, cómo se han pronunciado los académicos, los intelectuales que creemos que tenemos parte en todos los debates sobre la violencia y otros asuntos.<br /><br />La gente marcha, por una simple razón, porque necesita ir a algún lado que no sabe dónde queda. Porque en el mundo que estamos las cosas no van bien, y tenemos que caminar y no sabemos que no es desde la India Catalina hasta la Torre del Reloj, es caminar en la vida, es seguir espantándonos por la inmundicia de la maldad y seguir soñando, así sea en medio del delirio, que algún día tendremos un mundo diferente.<br /><br /></div></span></span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-33098967543940623112008-02-21T11:46:00.000-05:002008-02-21T11:53:07.772-05:00MÁS QUE DESNUDOS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM9xsr0HsRPwhb5Ds0KudJEIs33EP8obU7Gmtq5n2fWkEEjFDZY7iknma9IPvrwwDUZFtgtU2HiCsxO1_I-H_bwJ1_ke5u-ilkM6Ov8c7P9ZUxDQIMGKbXIM5opWddC4wkE67k6II3jxE/s1600-h/d6.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5169477435292473026" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM9xsr0HsRPwhb5Ds0KudJEIs33EP8obU7Gmtq5n2fWkEEjFDZY7iknma9IPvrwwDUZFtgtU2HiCsxO1_I-H_bwJ1_ke5u-ilkM6Ov8c7P9ZUxDQIMGKbXIM5opWddC4wkE67k6II3jxE/s200/d6.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;"><br />“Tengo un terciopelo azul para ti,<br />tengo una imagen de una mujer que no soy,<br />de una mujer en la que me transformo sólo cuando estamos juntos”<br />Francesca Brango<br /><br /><span style="font-size:130%;">A pesar de que la moda ha sido tildada por una connotación de frivolidad, en realidad es una de las muestras más contundentes de los cambios históricos y culturales de la humanidad. Las diversas formas de expresarse a través del vestuario, también han llegado al terreno de lo erótico y han vestido el desnudo de lo pornográfico.<br /><br />En un mercado de la fantasía sexual se ofertan desde ropa interior comestible saborizada hasta una prenda para mujer que se inspira en una camisa de fuerza propia de un manicomio. Vestidos de atrevidas enfermeras, de desinhibidas colegialas, de miembro de la fuerza pública con tendencias sádicas, son todo un abanico de posibilidades en el que la ropa es el juguete sexual.<br /><br />Sin embargo más allá de lo que ofrece el comercio, los cuerpos adquieren un sentido de moda para la intimidad. El vestuario ha caracterizado fotografías memorables que se constituyen modelos por lo que representan en la conciencia colectiva, y ha estado alimentado por las texturas, por la seda, por el encaje, por colores como el rojo y el negro, la postura, la insinuación carnosa de los labios, por las plumas, por las mallas en las piernas, por el liguero, los altos tacones, el terciopelo, todas, prendas que parecen conocer por sí solas el principio del placer.<br /><br />El cine lo ha ilustrado en aquellas Inolvidables escenas de Sharon Stone, en la película Bajos instintos, con un cruce de piernas que dejaba ver un poco más allá de lo esperado, pero menos que lo deseado; o la inmortal escena de Marilyn Monroe con su falda al viento en "The Seven Year Itch". Cada elemento que acompaña a estas mujeres, desde el efecto de la luz hasta la expresión de los ojos, más que ser simples detalles, se conforman en un conjunto de representaciones simbólicas.<br /><br />La moda en lo sexual, permite el juego de la transformación, de la reelaboración del cuerpo. El cuerpo no sólo es, el cuerpo también se construye y se reconstruye, asume formas, asume el desafío de representarnos. En lo sexual, los modelos, responden a la exigencia de multiplicar el cuerpo de la persona amada en diversas fotografías y esta transformación tiene lugar, justamente, en el juego erótico de la pareja. Es en ese maravilloso espacio de intimidad en la que somos capaces de construir todas esas imágenes, en las que nos volvemos muchas mujeres a la vez, muchos hombres a la vez, en la que somos personajes de otros tiempos.<br /><br />En la plenitud de esta elaboración, el hombre que amamos es él y es todos los hombres a la vez, y podemos ser todas las mujeres posibles. Por eso dentro del juego erótico se intercambian las ropas, se adornan con lencería que simula pieles de felinos salvajes, se usan vendajes en los ojos, se atan…, por eso, no siempre la desnudez es la mejor alternativa, por eso, de manera deliberada, buscamos prendas que nos recrean, que nos simulan…, el uso de un antifaz, de un corsé, que nos permiten tener muchos nombres en nuestra intimidad.<br /><br />Todo esto es posible en la medida que somos capaces de construir una relación que nos permita ser libres para ser nosotros mismos, una relación con aceptación, con la libertad de ser justo lo que somos, en la que no sea necesario reprimirnos, en las que el respeto y la libertad primen, en la que no sea necesario negarnos a nosotros mismos, sólo de esta manera podemos atrevernos a construir una sexualidad capaz de recrearnos, porque no podemos asumir otras construcciones y disfrutarlas, ni siquiera dentro del juego sexual, cuando no somos capaces de asumirnos a nosotros mismos dentro de la relación de pareja.<br /><br />En ocasiones los prejuicios no nos permiten vivir experiencias desinhibidas, porque nuestros conceptos significan nuestra propia celda en la que se marcan los límites de lo probable. También, los prejuicios son una verdadera cárcel, cuando creemos que para ser felices sexualmente debemos cumplir con estereotipos creados por otros. La medida justa está en la entrega mutua, que nos lleva un poco más allá de nuestros prejuicios moralistas y un poco más acá de representaciones predecibles de la sociedad de consumo. Sólo si nuestras cercanías son auténticas, podremos ser lo que somos en realidad y darle paso a aquello que somos también en la fantasía.</span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-12398642205870361072008-02-21T11:37:00.002-05:002008-02-21T11:46:03.777-05:00EL EROTISMO DE LAS MUJERES GORDAS<span style="font-family:arial;">Gracias a mi amiga Claudia,<br />Quien tiene el corazón mil veces más grande que su cuerpo.</span><br /><span style="font-family:arial;"></span><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Recuerdo en los últimos días haber visto a una mujer que vestía un pantalón hasta la media pierna, de lycra azul y completamente ajustado. Me llamó la atención porque era una mujer gorda, muy gorda, y la ropa que llevaba le dejaba ver con vital descaro cada uno de los pliegues de unas rollizas piernas y unas nalgas tan grandes como el planeta Tierra.<br /><br />En principio, pensé que era conveniente para mí caminar al lado de ella, por comparaciones espontáneas, me sentiría un poco más delgada. Pero avanzando algunos pasos, me di cuenta de la manera como esta mujer movía su cuerpo. Cada paso que daba revestía una enorme sensualidad, más grande que el tamaño de su exagerada gordura. Su figura no era su defecto, era su gracia, y al parecer, ella lo sabía.<br /><br />Una mujer gorda es considerada bella o fea de acuerdo a la cultura y al momento histórico. En Europa, durante el siglo XIV, en medio de la inmundicia de una peste negra que acababa con la especie humana, una mujer delgada era sinónimo de fragilidad y posiblemente de enfermedad. Las mujeres gordas eran atractivas porque eran consideradas sanas y fuertes.<br /><br />En Cuba, durante el periodo especial y con las más grandes dificultades económicas, cada kilo de más en las caderas de una mujer, eran la representación de la abundancia, en medio de todas las restricciones que adelgazaban a algunos. <br /><br />Esto quiere decir, mientras algunas modelos intentan matarse del hambre, la gordura femenina también tiene su valor erótico. Aquella mujer que caminaba con su lycra azul lo sabía. Más allá de los gustos particulares, la gordura no es ni un pecado, ni un delito, ni debe ser considerada un castigo. Si bien es cierto todos los problemas asociados al sobrepeso, que todos debemos pensar en un peso ideal por razones de salud, lo estético no está necesariamente en ese cuerpo egoísta en sus carnes.<br /><br />En ocasiones, mujeres gordas tienen dificultad en su vida sexual, porque se sienten inseguras y perciben su cuerpo como indeseado. Es importante comprender que en el ejercicio íntimo de la sexualidad, el valor del cuerpo está dado en la manera como nosotros nos entregamos generosamente, y esa entrega no depende de cuánto pesamos.<br /><br />La primera conquista para satisfacernos sexualmente, es la conquista de nuestro propio cuerpo. Reconocerlo como nuestro y quererlo. Una mujer gorda que se apropia de su cuerpo como su territorio, será una mujer que de manera generosa tendrá un cuerpo voluptuoso para entregarse a sí misma en el encuentro sexual. <br /><br />Para el sexo, el problema no está en ser gorda, está en desconocer nosotras mismas lo que tenemos, está en sentirnos inhibidas. De hecho, hay mujeres delgadas con cuerpos parecidos a los cánones de belleza actuales, que están absolutamente disminuidas porque no se han apropiado de su propio cuerpo como una posibilidad erótica. Un cuerpo perfecto no es la clave para una sexualidad plena.<br /><br />En los casos en los que el sobrepeso es elevado, algunas posiciones sexuales pueden facilitar el acoplamiento de los cuerpos en la relación coital, pero la riqueza del encuentro sexual no está dada en la técnica, está dada en el arte. En realidad, el acoplamiento de los cuerpos se da en la medida que también los seres que representan esos cuerpos puedan acoplar, por decirlo así, sus almas.<br /><br />Algunas veces el sobrepeso influye negativamente en la autoestima, porque una mujer gorda puede sentirse despreciada, porque no encaja en los patrones de belleza, porque tiene que enfrentar comentarios desagradables y en ocasiones, hasta burlas. El ser humano puede ser también cretino por naturaleza y de manera muy estúpida llevar a una mujer al sufrimiento por sentirse menos valiosa. De hecho, algunas, soportan relaciones desequilibradas, violentas y asimétricas, con la sensación de que si terminan esa relación, será muy difícil que otro hombre se fije en ellas. Nada tan mentiroso. Ningún ser humano que nos desprecie merece ser el último nombre que nombren nuestras bocas.<br /><br />Si bien, algunos hombres desestiman a las mujeres por unos gorditos de más y consideran que el único atractivo posible está en una mujer de magra figura, otros se sienten atraídos por estos cuerpos voluminosos y de abrazos generosos. De cualquier modo, cuando se piensa en una relación amorosa que dure siempre, al cuerpo de las gordas y de las flacas, algún día se lo comerán los gusanos y dejaremos de existir sobre esta tierra, envejeceremos hasta transformarnos en abono para las plantas y en ese camino que le llamamos vida, que no es tan largo como creemos, sólo seremos felices si aprendemos a valorar lo esencial de nosotros y sólo disfrutaremos nuestra sexualidad si aceptamos y valoramos nuestros cuerpos, tengan la forma que tengan.<br /><br /><br /><br /><br /><br /> </span></div>Unknownnoreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-24948226704083637422008-02-03T12:34:00.000-05:002008-02-03T12:39:07.028-05:00JUGANDO EN SERIO<div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Por nuestros juegos,<br />por las velas, por la risa,<br />por el canto.<br /><br />Cuando en el motor de búsqueda de Internet intento indagar sobre “juegos sexuales”, la pantalla arroja 139.000 resultados. Los contenidos de cada página resultan similares y con frecuencia repiten técnicas de juego, algo así como un listado de buenas ideas para aprender a jugar.<br /><br />Uno de estos sitios web anuncia: “…te damos un par de ideas para que pongas en practica y condimentes un poco los aspectos de tu vida sexual, renuévate, experimenta y disfruta con cualquiera de estos Juegos Sexuales”, en otro espacio me llamó la atención: “Las puertas del placer no se abren de repente”, me pregunté a qué puertas se refería, pero la propuesta indicaba que los juegos sexuales eran la llave para abrirlas. Más adelante leí: “Personalidades sexuales para darle variedad a la vida sexual”, y animaban a los lectores a usar disfraces.<br /><br />Entre los hallazgos de las listas de juegos sexuales, hay uno que pondré a consideración: “Comerte un yogurt con tu pareja puede convertirse en todo un placer. Retira muy lentamente la tapa, mientras recuerdas a tu pareja que no tienes cuchara para comerte el yogurt, desnúdala, y utiliza su cuerpo como receptor de pequeñas cantidades de yogurt que irás comiéndote poco a poco” Intento imaginarlo todo y por supuesto uno se puede preguntar cosas concretas como ¿Qué tipo de yogurt debemos usar? ¿Con Bacilos Búlgaros? ¿Con dulce? ¿Y si llegan hormigas? ¿Y si la pareja tiene una intolerancia a la lactosa? Francamente no sé porqué yogurt. Siempre recuerdo mis clases en primaria en las que me enseñaban que el yogurt viene de la vaca, hasta el momento no es una sustancia que encuentro del todo erótica. Su olor tiene cierta acidez de la leche vieja, aroma con la que realmente me cuesta asociar un orgasmo.<br /><br />Lo interesante es que el tema de los juegos sexuales puede ser tan estereotipado como patético, en la formulación de técnicas para saber jugar, podemos perdernos de lo que es realmente erótico, con el afán de seguir un guión que no es nuestro.<br /><br />Cuando decimos “No estoy jugando, es en serio”, ponemos en escena la creencia existente de que el juego es lo opuesto a la seriedad. Pensamos que si queremos demostrar que una relación es comprometida y seria, no es una relación en la que se juega y mucho menos en el terreno de lo sexual. Sin embargo, en ocasiones, nada es más serio que un juego y atrevernos a jugar en pareja es una forma de comprometernos más con el otro.<br /><br />Para los juegos sexuales no hay que seguir libretos en los que se indica como usar un vaso de yogurt, o como vestirse de colegiala, o como cubrirle los ojos a la pareja, mientras se le lleva a la boca pedacitos del mercado, una escena que en la película “Nueve semanas y media” se reveló toda. Para jugar hay que entender el juego como una posibilidad de lo erótico y tener la disposición para adentrarse a un mundo de la sensualidad, en el que la diversión y el amor van de la mano. <br /><br />La lectura del propio cuerpo y la lectura del cuerpo del otro, será la carta de navegación para saber hasta dónde llegar. El juego debe dar lugar para lo fantástico, para lo impredecible, para cruzar los límites de lo cotidiano. Los juegos eróticos se atreven a bajarse de la cama, a buscar rincones insospechados y a recrear personajes que no somos. <br /><br />En las tiendas especializadas podemos encontrar una larga lista de juguetes sexuales, extraños artefactos hacen parte de toda una industria que nos sugiere distintos caminos para explorar el placer. Sin embargo para jugar no se necesitan juguetes, y el uso de los juguetes no implica necesariamente que exista un juego. Para jugar se requiere la confianza, se requiere desinhibirse y dejar la inseguridad de nuestra sexualidad a un lado, para dejarse caer en los ojos de quien nos ama. Sólo así, los juguetes sexuales cobrarán algún sentido, pues son ayudas para la fantasía, pero sólo nosotros somos los que podemos imaginarla y hacerla posible en nuestra piel.<br /><br />Un juguete sexual sólo es erótico cuando alguien es capaz de descubrir su propio erotismo a través de él. Si lo descubrimos en unos sorbos de yogurt estará bien, pero lo importante es saber que el juego lo inventamos nosotros mismos y nos reinventamos a nosotros mismos cuando jugamos. La próxima vez que nos pregunten si es jugando o es en serio, puede que jugando sea la mejor opción.</span></div>Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-83078547695832097502007-12-13T21:20:00.000-05:002007-12-13T21:40:19.258-05:00TRES HIPÓTESIS A 32 GRADOS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMhdluGwDRUB8OcT7d-7TKki8hX1hAIroqSsGQbi2mSxfflyfeI_6FhGDMEvQc4ECN8JEGKxf2OMd4enZPWyMZ0TVFntsUZzh1NqpG9tJJSwKJR_xuEDJBAOm3ACijPS7IV7PFHUUDnqM/s1600-h/d4.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5143652775001403474" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMhdluGwDRUB8OcT7d-7TKki8hX1hAIroqSsGQbi2mSxfflyfeI_6FhGDMEvQc4ECN8JEGKxf2OMd4enZPWyMZ0TVFntsUZzh1NqpG9tJJSwKJR_xuEDJBAOm3ACijPS7IV7PFHUUDnqM/s320/d4.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;"><span style="font-size:130%;">Una mañana soleada entro desesperada a un café del centro, intentando encontrar algo de sombra que me arranque de la agonía del ingobernable clima. Sentada, escucho la conversación de las personas que tengo en la mesa de al lado. Son tres hombres, dos son extranjeros y el tercero es de la ciudad. Los extranjeros parecen españoles por su acento. El de aquí, está alrededor de los 30 años. A pesar de la informalidad de sus vestimentas y de las risas, me parece que hablan de negocios.<br /><br />Uno de los extranjeros, el más joven, dice que han estado en Bogotá y que ha observado que existe una marcada diferencia entre la forma de ser de la gente, que parecen dos países distintos, que él está interesado en conocer qué es lo típico de esta región, del Caribe.<br /><br />El hombre de aquí le responde con una tremenda inocencia, pero con el desparpajo más grande “Lo típico del Caribe son muchas cosas.., verás tenemos el mote de queso, el machucao de ají, el arroz con coco, el suero, la música de acá como la champeta y el vallenato, la chicha de corozo, esos sombreros que ahora están de moda, la arepa de huevo” – cuando concluye su repertorio suelta una risa y con picardía dice “ah, y la agarradita de huevo, el hombre costeño se reconoce por la agarradita de huevo”<br /><br />El español no comprendió, pero yo no pude evitar reírme. Salí del café pensando en lo que aquel curioso hombrecillo había descrito como una característica propia del hombre costeño, y mientras caminaba algunas cuadras hasta el lugar de mi destino, se reveló ante mis ojos lo que ocurre todos los días de manera inadvertida: hombres en el centro de la ciudad, bajo el sol inclemente, se llevan las manos a los genitales desprevenidamente, algunos guardando un poco más de estilo estético, otros con escupitajo al piso incluido, uno que otro con cierta propiedad para subir un pie al andén o para apoyarse en algún muro. Los más descarados estirándose simultáneamente, sin el más mínimo recato.<br /><br />Un espíritu investigativo me abrazó y logré, antes de llegar a la Plaza de la Aduana, plantear algunas hipótesis. La primera, los hombres se agarran los genitales en la vía pública y de manera automática, porque les rasca…, lo considere razonable, es picazón, cruel comezón o prurito que le llaman técnicamente. De esa rasquiña que desespera, que sólo reconoce el aquí y el ahora.<br /><br />La segunda hipótesis, pensé, puede ser por una cuestión de acomodamiento. Los genitales masculinos a diferencia de los femeninos son un poco…, digamos, móviles, entonces puede ser que con el movimiento normal, al caminar o sentarse, padezcan un frecuente desacomodamiento.<br /><br />La tercera hipótesis se me ocurre más psicológica, puede ser sólo para recordar que sigue allí. Freud hablaba de algo que se llama la ansiedad de castración, y se explica como un temor en los hombres asociado a la posibilidad de perder el pene. Se supone que se presenta durante los primeros años, pero intuyo que en algunos esta angustia se conserva por toda la vida y se llevan constantemente la mano a los genitales en un acto inconsciente por asegurarse que su pene sigue donde debe estar.<br /><br />A pesar de todos los hombres que observé esa mañana en el ritualístico acto de agarrarse públicamente los genitales, desde un vendedor de aguacates hasta un profesor universitario con guayabera, no estoy de acuerdo con el personaje que en aquel café aseguraba que esto es típico del hombre costeño. La desagradable costumbre se evidencia sólo en algunos. Muchos otros, a pesar de llevar el Caribe en sus venas, actúan con más prudencia y dejan estos movimientos para la intimidad de sus vidas, o por lo menos evitan hacerlo en plena vía pública, a 32 grados centígrados y frente a tantas miradas.<br /><br />Sin embargo, de cara a mis planteadas hipótesis me pregunto ¿No es más fácil ir dónde un médico para hallar la razón de la rasquiña? ¿No sería buena idea intentar usar otra ropa interior que evite el desacomodamiento crónico? ¿Dejar atrás los rotos calzoncillos que han perdido el elástico y ponerse a la moda con boxer ajustados? Y para el caso de los que simplemente quieren confirmar la presencia del pene, es más sano resolver el conflicto de ansiedad por castración, no sea que un triste día no lo encuentre en su lugar, que se le haya caído pero de cogérselo tanto.<br /><br />En todos los casos es apropiado buscar la razón y afrontarla, y evitar que se haga típico algo que no tiene porqué serlo. Hace poco en una edición de la revista SOHO, Andrés Ríos, escribió un provocador artículo en contra de los costeños. Aprovechando esta columna, le respondo con cariñosa sátira: Existe una sensualidad en el hombre del Caribe que hace que hombres como él, los quieran fuera de Bogotá, pero mujeres, que espero no la de él, los vengan a buscar acá.</span><br /><br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-73058468767003583812007-12-07T11:38:00.000-05:002007-12-07T12:05:59.332-05:00DETRÁS DE UN CUERPO QUE CANTA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXstjpJwTmO21Kp-NiYAlZLL0Wn5O004tl6nR8zkhc9iWsKS9AI99msugwykJ7EGCvglWnE7WX7lJtbDpcf9y7LX3rP6EJ88F-Y6Z7EdpACbY3L93RKztXtw7KeHH1kmUHD5Zg9hs3Njk/s1600-h/Etel4.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5141273630312084370" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 300px; CURSOR: hand; HEIGHT: 208px" height="206" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXstjpJwTmO21Kp-NiYAlZLL0Wn5O004tl6nR8zkhc9iWsKS9AI99msugwykJ7EGCvglWnE7WX7lJtbDpcf9y7LX3rP6EJ88F-Y6Z7EdpACbY3L93RKztXtw7KeHH1kmUHD5Zg9hs3Njk/s320/Etel4.jpg" width="264" border="0" /></a><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXstjpJwTmO21Kp-NiYAlZLL0Wn5O004tl6nR8zkhc9iWsKS9AI99msugwykJ7EGCvglWnE7WX7lJtbDpcf9y7LX3rP6EJ88F-Y6Z7EdpACbY3L93RKztXtw7KeHH1kmUHD5Zg9hs3Njk/s1600-h/Etel4.jpg"></a></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXstjpJwTmO21Kp-NiYAlZLL0Wn5O004tl6nR8zkhc9iWsKS9AI99msugwykJ7EGCvglWnE7WX7lJtbDpcf9y7LX3rP6EJ88F-Y6Z7EdpACbY3L93RKztXtw7KeHH1kmUHD5Zg9hs3Njk/s1600-h/Etel4.jpg"></a></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXstjpJwTmO21Kp-NiYAlZLL0Wn5O004tl6nR8zkhc9iWsKS9AI99msugwykJ7EGCvglWnE7WX7lJtbDpcf9y7LX3rP6EJ88F-Y6Z7EdpACbY3L93RKztXtw7KeHH1kmUHD5Zg9hs3Njk/s1600-h/Etel4.jpg"></a></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span 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style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span 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style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;"></span></span></div><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">“Oye Piñales la vida vale la pena Coge la pala en la mano y vamos a sacar arena César Jiménez ya la creciente bajó Vamos a sacar la arena pa`ganarnos el arroz Amil Martínez la vida vale la pena” </span></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">Petrona Martínez</span></span></div><br /><span style="font-family:arial;font-size:130%;"><div align="justify"><br />Las mujeres cantaoras del Caribe tienen la fuerza de una voz ancestral, su canto se escucha desde Santa Ana hasta San Martín de Loba, y conversa con otros cantos de aquellas voces de cantaoras del pacífico colombiano.<br /><br />Etelvina Maldonado, Martina Camargo y Petrona Martínez, son una muestra de sublimes maestras bullerengueras y son representación de muchas mujeres que encontraron en el canto la manera de expresar la sensualidad del Caribe, en la firmeza de sus voces y en la pasión de años dedicadas a los bailes cantados, a la tambora y a las palmas.<br /><br />Son mujeres que parecen haber nacido viejas, sin miedo a las canas, ni a las arrugas, cuya muerte como lo dice Etelvina, sólo ocurrirá cuando dejen de cantar. Y aún así, son voces tan memorables, que retarán el olvido cuando llegue el último día de sus vidas y detengan su respiración, porque seguirán cantando desde algún lugar lejano y su fuerza se seguirá sintiendo en el monte, en los patios de Gamero, en San Cayetano y en Palenque.<br /><br />En entrevista con el periodista David Lara Ramos, Martina Camargo refiere como acompañó a su padre, Cayetano Camargo, a morir: “le cogía la mano y le preguntaba, papá, ¿le canto tambora?, y él me decía sí, con la cabeza. Yo me le acercaba al oído y le susurraba: ‘papá. le voy a cantar unos temas y usted me dice cuál le gusta” Alguna vez él le había pedido a su hija que nunca dejara de cantar, como si intuyera en ese momento, que era ese mismo canto el que lo iba a conectar con la vida cuando estaba cercano a la muerte. En la misma entrevista, Martina le confiesa a David Lara que ese había sido un momento triste y alegre a la vez “…a veces no podía seguir, me daba dolor verlo así”<br /><br />Aunque es posible que algunas personas se sintieran complacidas al escuchar en la ceremonia de coronación del Reinado Nacional de la Belleza, la voz de la santandereana Diana Hernández, líder del grupo María Mulata, me pregunto con cierta sospecha las razones que motivan a los organizadores del concurso para traer personajes que imitan pobremente a nuestras cantaoras, teniéndolas a ellas tan cerca, aquí mismo en el Caribe. El cierre de la semana de las fiestas de independencia de Cartagena, se hizo con el mal remedo de nuestras bullerengueras, como si ellas ya estuvieran muertas.<br /><br />El haberse ganado un premio en un festival en Viña del Mar, no significa que sea representante de nuestra cultura. Aprenderse un bullerengue y cantarlo bonito, no convierte a nadie en bullerenguera, ni debe ser suficiente para confundir a un auditorio, que incauto cree que se está haciendo un reconocimiento de lo propio, cuando en realidad se aprovecha el grito de una cultura para transformarlo en un mercado, en el que todo se vende.<br />Bastante molesto resulta ver a las presentadoras de RCN comentando películas del Festival de Cine, con esa fachada del séptimo arte que convence muy poco, como para además tener que soportar la incapacidad de diferenciar entre un bullerengue o un chandé, espero que por lo menos la cantante de María Mulata si supiera lo que estaba cantando.<br /><br />El erotismo de las voces de nuestras cantaoras va mucho más allá de una voz bonita para el canto, es el erotismo de un estilo de vida, de la tradición oral, lo que ocurre mientras se lava la ropa, cuando se busca el agua y se reconoce lo cotidiano de cada día. Alguna vez escuché que Etelvina Maldonado cambió varios premios para que sus hijos pudieran ir a la escuela, entonces tal vez el bullerengue sea sólo un pretexto para mostrar todo lo que se lleva dentro.<br /><br />Para sacar la voz del cuerpo de una mujer cantaora, se debe recordar lo que ese cuerpo vive. La sensualidad de sus voces viene desde adentro navegando por lo ríos, de la mujer que se escapa en las noches para cantar, de la que deja los oficios a un lado, que enreda al marido con dulces engañitos para poder cantar, que levanta a sus hijos y les da primero de mamar con sus tetas y luego les da de mamar con su canto.<br /><br />Es cautivante el papel de la mujer en la conservación de la cultura popular, de aquello que se aprende de la boca de la abuela y se regala a la boca de la nieta, de las historias cantadas a sus hijos en las piernas, sembrados en una mecedora, justo antes que el anochecer despunta.<br /><br />El reconocimiento de nuestra identidad es lo que nos recuerda el sujeto que somos, de dónde venimos es el único punto de partida que nos permite imaginarnos y soñar hacia dónde vamos. Las mujeres cantaoras del Caribe colombiano llevan a cuesta nuestra cultura y nos susurran al oído de qué estamos hechos. Si olvidamos esto, olvidaremos quiénes somos y dejaremos de ser, para convertirnos en nada, en la desgraciada nada. </div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;">*Etelvina Maldonado desde el lente de Lisette Urquijo<br /></span><br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-68183762040356185462007-11-30T19:55:00.000-05:002007-11-30T19:59:58.497-05:00MASCULINIDAD Y ZONAS RESTRINGIDAS<span style="font-family:arial;"><span style="font-size:130%;">Una vez supe de un hombre que le solicitaba a su pareja que le acariciara la región anal cuando estaban haciendo el amor. Así como suena, un hombre que le pedía a la mujer que ella le acariciara la región anal a él. A pesar de los pensamientos prejuiciosos que en algunos lectores puedan aparecer, lo conmovedor de la historia es que ella lo hacía, pero se llenaba de dudas sobre la masculinidad de su amante, y se preguntaba si animarse a solicitar tales caricias, se relacionaba con la posibilidad de que él fuera homosexual. <br /><br />Algunas personas consideran que las sensaciones placenteras de la región anal son posibilidades únicamente femeninas y sólo las mujeres o los hombres homosexuales pueden encontrar placer frente a este tipo de caricias. Al parecer un concepto cultural se refiere al hombre como aquel que mantiene intacto su ano, de tal manera que se cree que un hombre que penetra a otro hombre no es un homosexual, porque su rol de penetrador incluso lo hace mucho más macho. <br /><br />Este sistema de creencias al que pertenecemos, manifiesta dudas sobre si la masculinidad puede perderse frente a la penetración anal, así sea en un examen clínico de la próstata, que de hecho todos los hombres mayores de 40 años deben hacerse, pero el temor es tan exagerado que algunos deciden prescindir de esta evaluación médica. Casi se prefiere elegir el cáncer de próstata, antes de exponerse a la mano de un profesional.<br /><br />A través del tiempo se ha identificado lo masculino con lo fálico que rompe, que penetra, y la simbología de lo femenino se ha representado con el receptáculo, la cavidad capaz de recibir y de ser penetrada. Así, se ha interpretado que el ano de un hombre no deba ser partícipe de la sexualidad heterosexual, entre un hombre y una mujer, por la estrecha similitud con la identificación de lo femenino. Como si el ano recordara el lado femenino de lo masculino.<br /><br />Frente a la posibilidad de que en el intercurso sexual, una mujer acaricie o incluso estimule penetrando el ano de su pareja con sus dedos, o que lo haga parte del sexo oral, es simplemente la muestra de una sexualidad que llega hasta donde esta pareja lo permite, hasta el lugar en el que este hombre y esta mujer se sienten satisfechos y seguros con las caricias, pero no debe ser interpretado como determinante sobre las preferencias sexuales de este hombre.<br /><br />El temor a la homosexualidad no sólo le ha hecho daño a los homosexuales, también le ha hecho daño a hombres y mujeres heterosexuales que se han condenado a sí mismos a vivir una sexualidad limitada, desconfiada y prevenida. Una sexualidad que se oculta de sus propios miedos y tabúes.<br /><br />Algunos hombres definitivamente no sienten interés alguno en que su pareja estimule esta zona de su cuerpo, pero esto no quiere decir que sean más masculinos o que exista menos probabilidad de que algún día se interesen por alguien de su mismo sexo. <br /><br />Muchos de aquellos que aseguran que un hombre es homosexual al permitir este tipo de caricias, en la privacidad secreta de sus relaciones sexuales conocen el placer de esta región, sólo que prefieren guardar silencio y distraer la mirada juzgando a otros con comentarios carentes de sentido. Hace parte del matiz paradójico de la vida.<br /><br />La mujer cumple un papel fundamental en el descubrimiento del cuerpo del hombre y de sus posibilidades, es ella quien puede amarlo, y hacerlo libre de sus propias zonas restringidas. El límite de una caricia amorosa es la vulneración de un ser humano, es frente a la vulneración cuando la caricia deja de ser caricia para convertirse en instrumento de violencia. Pero en una pareja adulta, mientras exista la felicidad de ser acariciado, cualquier rincón del cuerpo, por condenado a la marginación que esté, será el lugar perfecto para susurrarnos palabras de amor.<br /></span> </span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-8776481688359910762007-11-27T09:50:00.000-05:002007-11-27T09:57:25.372-05:00ESTRELLA PORNO POR UNA NOCHE<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHeFA-IbE0cmfVNredbqNNu3plcpVDy7ilo4ZdxpUUbwajPepzqsUFiC5wiB9SjUnr4O_hFP-gfpvm2jhqCP7ndutJOl62IdW5oh9cpMnNNUfW98DWVgk5zp1VWkppoWYT9iL0mSBEHSQ/s1600-h/d7.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5137534333756557858" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHeFA-IbE0cmfVNredbqNNu3plcpVDy7ilo4ZdxpUUbwajPepzqsUFiC5wiB9SjUnr4O_hFP-gfpvm2jhqCP7ndutJOl62IdW5oh9cpMnNNUfW98DWVgk5zp1VWkppoWYT9iL0mSBEHSQ/s320/d7.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;"><br /></span><span style="font-family:verdana;font-size:130%;">Detrás del mercado de la pornografía se gesta todo un mundo paralelo relacionado con la explotación sexual, las drogas, la violencia, la delincuencia y el abuso sexual. Más allá de la moralidad, la pornografía requiere un análisis crítico de todo lo que se encuentra velado bajo la sombra de unos labios ardientes que evidencian el sexo de la manera más escueta.<br /><br />El sexo que se muestra en la pornografía es absolutamente estereotipado, sobre dimensiona situaciones que se distancian de la vida sexual de una pareja normal, de aquellas parejas que toman café en la mañana y tienen malos días. A diferencia de personajes como la rubia Ginger Lee, las mujeres de comunes tienen vellos en las piernas, estornudan haciendo el amor y quedan embarazadas. A diferencia de Dick Ho, un actor porno asiático del los 70, los hombres de todos los días llegan del trabajo oliendo a sudor, no consiguen siempre la erección que quisieran y se les cae el cabello.<br /><br />Si se concibe que lo erótico sólo está determinado por lo que lo mediático nos muestra, corremos el riesgo de sentirnos frustrados frente a nuestra propia sexualidad, a pesar de que siempre puede ser mucho más excitante que la que vive cualquier actor en un set de actuación. La pornografía puede ayudarnos a crear imágenes erróneas y distorsionadas de lo qué es la sexualidad humana.<br /><br />Sin embargo, un tema que se ha hecho polémico, es la posibilidad de hacer videos íntimos caseros, con contenido sexual, en el que los actores son la misma pareja y ellos mismos son su único público. Una situación es la pornografía como un mercado y otra es lo que una pareja construye desde el ejercicio de sus juegos eróticos.<br /><br />A través de lo audiovisual podemos emplear técnicas para capturar los momentos placenteros. La sexualidad produce un enorme goce estético, no sólo porque produce placer, sino porque el erotismo produce un caudal de sensaciones incontenibles. Lo que hace una pareja que decide fotografiarse o video grabarse haciendo el amor, es justamente capturar simbólicamente ese goce, y digo simbólicamente porque el goce sólo se sentirá en el momento mismo, pero la imagen no sólo permitirá la evocación y el recuerdo, sino que dará la sensación de tener en nuestras manos un pedacito de ese maravilloso momento que vivimos juntos.<br /><br />Nuestro cuerpo sexual es un cuerpo que desconocemos, sobre todo las mujeres. Los hombres de alguna manera exploran ese cuerpo sexual a través de autoerotismo, pero el cuerpo femenino ha sido tan velado que incluso algunas mujeres no conocen su propio clítoris. Cuando una pareja decide grabar ese momento erótico de su sexualidad, les permite a ambos un reconocimiento de un cuerpo que resultaba ajeno. La vista y la audición, entonces, participan y responden generosas con la posibilidad de adornar con sensaciones innombrables el placer que se descubre a través de nuestra piel.<br /><br />Una pareja que decide filmarse haciendo el amor y una tarde cualquiera deciden ver juntos aquellas imágenes, es una pareja que busca alternativas creativas para transformarse cada día. Sin embargo, el asunto peligroso es la idea de que uno de los dos, cuando las circunstancias cambien, se atreva a hacer uso indebido de este material, lo que pone en evidencia la intimidad frente a un mercado inescrupuloso que lo transforma en pornografía.<br /><br />Los casos son numerosos y constituyen una vulneración de los derechos sexuales. Algunas veces lo que comienza como un juego sexual inocente, nos puede llevar a la desgracia, sobre todo cuando no respetamos unos mínimos códigos éticos para no hacernos más daño que aquel que el desamor ya nos trae.<br /><br />La idea no es mala, ser estrella porno por una noche en la intimidad de la pareja, dos adultos que toman decisiones adultas y con el amor bendiciendo al placer, suena como un juego erótico apasionante. Siempre y cuando se cuente con la certeza absoluta de que la misma pareja se convierta en los mejores custodios para proteger aquello que han compartido y cuya evidencia trasciende los límites de la propia piel.<br /><br /><br /><br /><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-597833681644251147.post-73279310212444616422007-11-08T11:13:00.000-05:002007-11-08T11:21:06.784-05:00DEVORADORES DE CARNE HUMANA<span style="font-family:arial;">Dedicado al par de buitres que han revoloteado en el último año</span><br /><span style="font-family:arial;font-size:130%;"></span><br /><span style="font-family:arial;font-size:130%;">Los devoradores de carne humana viven por allí, muy cerca de su casa. Con precaución, asómese y de manera inadvertida los verá moverse con su sombría alma, con la sonrisa sardónica, y lo saludarán amables, aparentando cierta sinceridad que resultará confusa.<br /><br />Están por todas partes…, mire con detenimiento a la señora de la tienda, concéntrese en el vecino de al frente, mire a su compañero de oficina, a ese que tiene su escritorio cerca al suyo, a veces pueden hacerse pasar por el vigilante, la mujer que hace el aseo en su casa, pero sobre todo y con frecuencia, los devoradores de carne humana se esconden detrás de personas que tiene muy cerca de usted, algunas veces se hacen pasar por amigos, tienen acceso a la información, le prestan un hombro para llorar y conocen sus más profundos temores.<br /><br />Los devoradores de carne humana son aquellas personas que viven de la crisis entre las parejas, son aquellas que avivan el fuego de los conflictos. Se deleitan llevando y trayendo información, haciendo comentarios sutilmente destructivos y envenenando su corazón para que tome las peores decisiones.<br /><br />Generalmente no tienen vida propia o cuando la tienen, se sienten tan frustrados con ella, que de alguna manera tratarán de arrastrar al purgatorio cualquier otra relación sobre la que puedan influir negativamente. Si usted quiere descubrir a un devorador de carne humana cerca de usted, tenga en cuenta lo siguiente:<br /><br />Son aquellos que siempre dicen que lo están haciendo por usted, pero cada vez que tienen la posibilidad de entregarle una información sobre el comportamiento de su pareja lo harán, dirán algo así como: “Qué raro, estaba acompañado de una mujer muy bonita” o “La vimos bajarse de una camioneta a las 10, ¿acaso ella no está en la oficina a esa hora?”, de una delicadeza magistral siembran la desconfianza, les fascina poner tierra fértil para que crezca la incertidumbre. <br /><br />Algunos devoradores, son más descarados, de frente podrán decir algo así como “No quiero alarmarte, pero abre el ojo” Si uno analiza el discurso, todo es una farsa, por supuesto que quieren alarmar, quieren que la gente agonice, que sufra, porque no ayudan a resolver el conflicto, sólo ayudan a crearlo.<br /><br />Esconden sus oscuras pretensiones detrás del consejo, ellos aconsejan…, sólo que siempre aconsejan algo venenoso. Son grandes escuchas, pero sólo para poder luego hacer sugerencias que harán que usted acabe con su relación de pareja o que termine distanciándose de manera irremediable.<br /><br />De vez en cuando acuden a otras técnicas más elaboradas, como por ejemplo hacer llamadas anónimas para dar información, usar el terrorismo telefónico, correos electrónicos con nombres inventados, fotografías y cualquier evidencia que le indique a usted que algo malo ocurre con su pareja. <br /><br />Los más perversos pueden tener influencia sobre las dos partes, lo que hace mucho más efectivo su trabajo como devoradores. Por eso hay que cuidarse de figuras como padrinos y madrinas de los hijos, amigos en común y suegras, porque si tenemos la mala suerte de que alguno de estos personajes sea un devorador de carne humana, lo más probable es que nuestra relación de pareja se vuelva un infierno.<br /><br />En el Otelo de Shakespeare, el papel de los devoradores de carne humana, lleva a la desgracia de la pareja. La influencia de Yago sobre el moro de Venecia, hace que éste le de muerte a Desdémona. En sus obras, Shakespeare es capaz de plasmar la naturaleza humana y muestra como bestias como estas se convierten en un factor de riesgo para la violencia. Los devoradores de carne humana se alimentan de la carroña de las relaciones. Son animales carroñeros que se posan cerca de las relaciones de pareja en crisis, ellos mismos ponen el detonante, y si la pareja no es capaz de advertir su presencia, sólo faltará esperar, en poco tiempo de aquella relación sólo quedarán despojos.<br /><br />No quiero sembrar pánico en la audiencia, no quiero generar una sensación paranoide…, guarde la calma. Existe una manera ancestral de protegerse de estos depredadores…, simplemente no los escuche. Tenemos que aprender a descifrar nosotros mismos lo que pasa en nuestra relación de pareja, y tenemos que aprender a comunicarnos mejor y a confiar más. Si usted cree que su pareja le engaña, créalo por usted mismo, pero no se deje llevar por un engendro que se hace pasar por amigo, pero que en el fondo guarda las peores intenciones.<br /><br />Nota: usted mismo puede ser un devorador de carne humana…, sí, usted, de aquellos que viven de la carroña de las relaciones y ni siquiera así es feliz. Puede mirarse al espejo e intentar descubrirlo, es posible que el deterioro de ser un alma en desgracia se le empiece a notar en el semblante.</span>Unknownnoreply@blogger.com1