Mi abuela me dijo un día “uno ve tanto en esta vida…, tanto ha visto uno, que llega el día que uno siente que ha visto demasiado y ese día uno está listo para la muerte, uno hasta se quiere morir, para no ver más” Sospecho que el mundo es un lugar más grande que lo que un día mi abuela y yo pensamos.
En nuestra cultura son aceptadas las relaciones amorosas de dos personas, parejas conformadas por un hombre y una mujer, existe el concepto de fidelidad, aunque muchos no lo sean, de exclusividad del amor y de la constancia, permanencia y estabilidad que significa decir “hasta que la muerte nos separe”. En muchas ocasiones, el hombre, sostiene una o más relaciones extramatrimoniales, lo que es criticado, pero posible, aunque es condenado cuando la infiel es la mujer.
En contraposición a esas estructuras rígidas de configuración de la pareja, hacen algunos años tomaron fuerza experiencias innovadoras que se describen por el intercambio de parejas, o parejas swingers. La gente empezó a criticar y a cuestionar, pero más de uno en el fondo lo que quería era probar. Por un lado se consideraban inadmisibles, y por otro lado se esperaba estar de viaje con la pareja en un lugar en el que nadie los conociera para animarse a entrar a un bar swingers.
La vida me ha enseñado, que en el tema de la sexualidad como en otros, siempre hay que tener bajo sospecha a aquellas personas que son los primeros en lanzar la piedra, en el fondo parece que lo que quieren es ser los primeros en lanzarse ellos mismos a aquello que precisamente juzgan. En muchas ciudades del mundo existen clubes swingers permanentes, a los que asisten parejas estables, muchas de ellas casadas, para buscar diversión en la posibilidad de intercambiar parejas y relacionarse eróticamente con otros dispuesta a entrar en el juego.
Los bares swingers se empezaron a mirar como el signo de exceso profano, de un desbordado libertinaje sexual. Pero alrededor del mundo el movimiento swingers se posiciona como una sana alternativa para jugar sexualmente entre adultos. Hombres y mujeres que participan en este intercambio reconocen reglas como el uso del preservativo, la equidad en las decisiones de la mujer y del hombre, el consentimiento de todos los participantes y la comprensión absoluta de la palabra No. Práctica desbordada o no, existe.
Muchas parejas empezaron a preguntarse por esta alternativa y muchos hicieron parte como una forma de cumplir sus fantasías sexuales. Un juego peligroso para aquellos que no están preparados ni seguros, los celos, la inseguridad y la posesión, combinado con un ambiente de alcohol, puede resultar en una mezcla peligrosa.
Sin embargo, más allá del juego erótico, existe un concepto que toma fuerza por su organización en algunas sociedades, este es el concepto de Poliamor. El poliamor no es definido como una moda, sino como un estilo de vida. Los activistas que lo respaldan, defienden la alternativa de formar relaciones abiertas con características similares a las parejas swingers, con dos particularidades: no son sólo una búsqueda de placer y diversión, son relaciones amorosas con vinculación afectiva entre sus participantes. No son relaciones de una noche de sexo, tienen la pretensión de permanencia, estabilidad y constancia.
Los poliamor conforman una comunidad afectiva, no creen en la exclusividad del amor y consideran a los celos como un sentimiento natural, pero peligroso para las relaciones entre los seres humanos.
No pretendo convencer a mis lectores de que esta sea una buena idea, ni más faltaba, pero la ineludible reflexión es que el mundo es un lugar mucho más grande de lo que muchos sospechamos. No es ni bueno ni malo, la cultura y las costumbres con las que hemos sido criados determinan con gran fuerza la concepción que se tenga de la realidad, y ya Albert Einstein intuía que era mucho más fácil modificar la estructura de un átomo que una idea o pensamiento arraigado.
A veces creemos que existe una sola forma de asumirnos, pero en realidad los seres humanos nos podemos asumir en innumerables posibilidades. Por convicción me quedo con la siguiente idea: poliamor, monógamos, en abstinencia declarada, como quiera que sea, la única lógica que debemos seguir es la que nuestro corazón marca, la lógica que nos acerque un poquito más a la felicidad, con pasión y un profundo respeto por nosotros mismos y por las personas que amamos. A veces es más fácil de lo que creemos, a veces no tanto, a veces para ser feliz sólo basta abrir los ojos.
En nuestra cultura son aceptadas las relaciones amorosas de dos personas, parejas conformadas por un hombre y una mujer, existe el concepto de fidelidad, aunque muchos no lo sean, de exclusividad del amor y de la constancia, permanencia y estabilidad que significa decir “hasta que la muerte nos separe”. En muchas ocasiones, el hombre, sostiene una o más relaciones extramatrimoniales, lo que es criticado, pero posible, aunque es condenado cuando la infiel es la mujer.
En contraposición a esas estructuras rígidas de configuración de la pareja, hacen algunos años tomaron fuerza experiencias innovadoras que se describen por el intercambio de parejas, o parejas swingers. La gente empezó a criticar y a cuestionar, pero más de uno en el fondo lo que quería era probar. Por un lado se consideraban inadmisibles, y por otro lado se esperaba estar de viaje con la pareja en un lugar en el que nadie los conociera para animarse a entrar a un bar swingers.
La vida me ha enseñado, que en el tema de la sexualidad como en otros, siempre hay que tener bajo sospecha a aquellas personas que son los primeros en lanzar la piedra, en el fondo parece que lo que quieren es ser los primeros en lanzarse ellos mismos a aquello que precisamente juzgan. En muchas ciudades del mundo existen clubes swingers permanentes, a los que asisten parejas estables, muchas de ellas casadas, para buscar diversión en la posibilidad de intercambiar parejas y relacionarse eróticamente con otros dispuesta a entrar en el juego.
Los bares swingers se empezaron a mirar como el signo de exceso profano, de un desbordado libertinaje sexual. Pero alrededor del mundo el movimiento swingers se posiciona como una sana alternativa para jugar sexualmente entre adultos. Hombres y mujeres que participan en este intercambio reconocen reglas como el uso del preservativo, la equidad en las decisiones de la mujer y del hombre, el consentimiento de todos los participantes y la comprensión absoluta de la palabra No. Práctica desbordada o no, existe.
Muchas parejas empezaron a preguntarse por esta alternativa y muchos hicieron parte como una forma de cumplir sus fantasías sexuales. Un juego peligroso para aquellos que no están preparados ni seguros, los celos, la inseguridad y la posesión, combinado con un ambiente de alcohol, puede resultar en una mezcla peligrosa.
Sin embargo, más allá del juego erótico, existe un concepto que toma fuerza por su organización en algunas sociedades, este es el concepto de Poliamor. El poliamor no es definido como una moda, sino como un estilo de vida. Los activistas que lo respaldan, defienden la alternativa de formar relaciones abiertas con características similares a las parejas swingers, con dos particularidades: no son sólo una búsqueda de placer y diversión, son relaciones amorosas con vinculación afectiva entre sus participantes. No son relaciones de una noche de sexo, tienen la pretensión de permanencia, estabilidad y constancia.
Los poliamor conforman una comunidad afectiva, no creen en la exclusividad del amor y consideran a los celos como un sentimiento natural, pero peligroso para las relaciones entre los seres humanos.
No pretendo convencer a mis lectores de que esta sea una buena idea, ni más faltaba, pero la ineludible reflexión es que el mundo es un lugar mucho más grande de lo que muchos sospechamos. No es ni bueno ni malo, la cultura y las costumbres con las que hemos sido criados determinan con gran fuerza la concepción que se tenga de la realidad, y ya Albert Einstein intuía que era mucho más fácil modificar la estructura de un átomo que una idea o pensamiento arraigado.
A veces creemos que existe una sola forma de asumirnos, pero en realidad los seres humanos nos podemos asumir en innumerables posibilidades. Por convicción me quedo con la siguiente idea: poliamor, monógamos, en abstinencia declarada, como quiera que sea, la única lógica que debemos seguir es la que nuestro corazón marca, la lógica que nos acerque un poquito más a la felicidad, con pasión y un profundo respeto por nosotros mismos y por las personas que amamos. A veces es más fácil de lo que creemos, a veces no tanto, a veces para ser feliz sólo basta abrir los ojos.
2 comentarios:
Hola Claudia,
El pasado viernes leì esta columna, y aprovecho para escribirte al blog porque no encuentro tu mail: Una de mis compañeras del Taller de Literatura La Urraka de la Generaciòn Fallida (los Sàbados en la Casa España), Ruth Patricia Diago, tiene programada una conferencia el jueves 29 de noviembre a las 6 p.m. en el Centro de Cooperaciòn Española, sobre la obra de Marcela Serrano. Ella quiere saber si existen algunas memorias del conversatorio que moderaste con ella en el Congreso de la Lengua. Su correo es eponalunes@yahoo.es
O puedes avisarme a mì.
De antemano gracias y te envìo un abrazo,
Chao,
Marìa A. Franco
Dra Claudia.Este articulo suyo es la primera vez que lo leo. A mi me resultan bastante familiares los terminos Poliamor y swingers pero no porque lo haya vivido o forme parte de eso, y aun no puedo decir que lo hare. Es sencillo, asi como Ud trajo a colacion una frase de Einstein hay otra de el con la cual me identifico mucho: Todos somos muy ignorantes la diferencia es que todos no ignoramos las mismas cosas. Es una realidad simple y a nadie le corresponde satanizar comportamientos o tendencias que tenga alguien, o en el caso puntual del tema del articulo, parejas, hasta muy estables. Ud menciono algo que es para resaltar: sobre la base del amor y que las personas que se involucren si esten preparadas para vivir eso y lo mejor es estar sobrio el alcohol es un detonante en algunos casos de lo mas perverso y bajo es ser Dr Jekill y Mr Hyde. No llego aun a los 35 años pero si he vivido muuuuuuchaaaas cosas, con varios rostros, cuerpos, ciudades, ambientes y mantengo mente muy abierta asi como respeto lo que cada quien hace con su intimidad. A veces el coste de experimentar algo nuevo puede ser alto y se corren riesgos. Hace dos o tres meses un directivo de la empresa donde laboro (familiar mio por cierto) tenia una duda y me pidio el favor que se la aclarara. Tamaña sorpresa que me llevo cuando me dice que en su ciudad natal abrieron un bar y que era un bar swinger que si yo sabia que era. Tenia dos opciones decirle que era y dejarle lista la plataforma para que pensara que si sabia era precisamente porque los conocia y decir ni idea era pasar por una mojigateria que no va conmigo. Al final me dije bueno y que? no pierdo nada y se lo dije es esto y esto. Hay unos donde llega el momento que se apagan las luces y todo se va acomodando de a poquito. Solo pude observar que sus orejas se tornaban coloradas pero tambien le vi un brillo en los ojos y tonito bastante cherry en el borde de los parapados: vi muestras de excitacion y hoy estoy convencida que ya conocio un bar swinger pero no fue con su esposa sino con una amiga o su amante.
Fue muy suave y bastante profesional para abordar un tema como este y dejo clara su posicion, las posibilides son innumerables, vale el amor, el respeto por una misma y por el otro y abrir los ojos. A veces podemos complacer a nuestra pareja o que ella nos complazca en nuestras fantasias siempre y cuando no caigamos en el juego en la novedad se nos vuelva en contra y creamos que toda comidita servida es para comerla. El no tambien es una opcion.
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