por las velas, por la risa,
por el canto.
Cuando en el motor de búsqueda de Internet intento indagar sobre “juegos sexuales”, la pantalla arroja 139.000 resultados. Los contenidos de cada página resultan similares y con frecuencia repiten técnicas de juego, algo así como un listado de buenas ideas para aprender a jugar.
Uno de estos sitios web anuncia: “…te damos un par de ideas para que pongas en practica y condimentes un poco los aspectos de tu vida sexual, renuévate, experimenta y disfruta con cualquiera de estos Juegos Sexuales”, en otro espacio me llamó la atención: “Las puertas del placer no se abren de repente”, me pregunté a qué puertas se refería, pero la propuesta indicaba que los juegos sexuales eran la llave para abrirlas. Más adelante leí: “Personalidades sexuales para darle variedad a la vida sexual”, y animaban a los lectores a usar disfraces.
Entre los hallazgos de las listas de juegos sexuales, hay uno que pondré a consideración: “Comerte un yogurt con tu pareja puede convertirse en todo un placer. Retira muy lentamente la tapa, mientras recuerdas a tu pareja que no tienes cuchara para comerte el yogurt, desnúdala, y utiliza su cuerpo como receptor de pequeñas cantidades de yogurt que irás comiéndote poco a poco” Intento imaginarlo todo y por supuesto uno se puede preguntar cosas concretas como ¿Qué tipo de yogurt debemos usar? ¿Con Bacilos Búlgaros? ¿Con dulce? ¿Y si llegan hormigas? ¿Y si la pareja tiene una intolerancia a la lactosa? Francamente no sé porqué yogurt. Siempre recuerdo mis clases en primaria en las que me enseñaban que el yogurt viene de la vaca, hasta el momento no es una sustancia que encuentro del todo erótica. Su olor tiene cierta acidez de la leche vieja, aroma con la que realmente me cuesta asociar un orgasmo.
Lo interesante es que el tema de los juegos sexuales puede ser tan estereotipado como patético, en la formulación de técnicas para saber jugar, podemos perdernos de lo que es realmente erótico, con el afán de seguir un guión que no es nuestro.
Cuando decimos “No estoy jugando, es en serio”, ponemos en escena la creencia existente de que el juego es lo opuesto a la seriedad. Pensamos que si queremos demostrar que una relación es comprometida y seria, no es una relación en la que se juega y mucho menos en el terreno de lo sexual. Sin embargo, en ocasiones, nada es más serio que un juego y atrevernos a jugar en pareja es una forma de comprometernos más con el otro.
Para los juegos sexuales no hay que seguir libretos en los que se indica como usar un vaso de yogurt, o como vestirse de colegiala, o como cubrirle los ojos a la pareja, mientras se le lleva a la boca pedacitos del mercado, una escena que en la película “Nueve semanas y media” se reveló toda. Para jugar hay que entender el juego como una posibilidad de lo erótico y tener la disposición para adentrarse a un mundo de la sensualidad, en el que la diversión y el amor van de la mano.
La lectura del propio cuerpo y la lectura del cuerpo del otro, será la carta de navegación para saber hasta dónde llegar. El juego debe dar lugar para lo fantástico, para lo impredecible, para cruzar los límites de lo cotidiano. Los juegos eróticos se atreven a bajarse de la cama, a buscar rincones insospechados y a recrear personajes que no somos.
En las tiendas especializadas podemos encontrar una larga lista de juguetes sexuales, extraños artefactos hacen parte de toda una industria que nos sugiere distintos caminos para explorar el placer. Sin embargo para jugar no se necesitan juguetes, y el uso de los juguetes no implica necesariamente que exista un juego. Para jugar se requiere la confianza, se requiere desinhibirse y dejar la inseguridad de nuestra sexualidad a un lado, para dejarse caer en los ojos de quien nos ama. Sólo así, los juguetes sexuales cobrarán algún sentido, pues son ayudas para la fantasía, pero sólo nosotros somos los que podemos imaginarla y hacerla posible en nuestra piel.
Un juguete sexual sólo es erótico cuando alguien es capaz de descubrir su propio erotismo a través de él. Si lo descubrimos en unos sorbos de yogurt estará bien, pero lo importante es saber que el juego lo inventamos nosotros mismos y nos reinventamos a nosotros mismos cuando jugamos. La próxima vez que nos pregunten si es jugando o es en serio, puede que jugando sea la mejor opción.
5 comentarios:
Me encanta leerte, y me alegra haber dado con tu blog. Me pareció muy bien abordado el artículo del suplemento del dominical (el de las gordas).
hola claudia me gustan muchos tus articulos, me encanta d ela manera tan fresca y clara como te expresas, aunque estoy un poco triste por que ya no publicas en el universal de cartagena para mi es un placer leer tus paginas y espero que en tu blog sigas publicando mucho mas de o que muy bien sabes hacer. kisss, Dios te bendiga
Que buen post, este blog me hace sentir como pez en el agua, como chancho en el lodo, como dedo en el ^%$#$... bueno ya captas la idea. La verdad este tema siempre ha sido mi pasion, mi vida... muchas gracias por subir este articulo tan interesante. Eres unica en esta categoria de blogs.
Bueno cuando yo busco en internet por ese tipo de juegos yo encuentro más resultados, pero creo que esos juegos los podemos implementer nosotros mismos con nuestras parejas.
Juegos sexuales son algo necesario para una buena relacion sexual en pareja.
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