Por circunstancias laborales debe reunirse con una mujer que resulta ser tan poco atractiva que ni siquiera puede pretender un espacio en la memoria para ser recordada como fea. Un cuerpo que a simple vista no dice nada, un rostro escondido detrás de nada, rellena, de gafas y un pelo corto que parece estar puesto allí por obligación. Más que horrible es una mujer insignificante. Juan Martín y ella trabajan revisando un documento. Él casi no la mira, no podrá recordarla al día siguiente. Concentrados exclusivamente en el trabajo, ella empieza a dar argumentos sobre uno de los tópicos que analizan. Él sólo la escucha. Poco a poco mientras ella habla, él empieza a sentir un extraño interés en sus palabras. Tan coherentes, tan suaves y firmes. Repentinamente Juan Martín desea saber quién es la mujer que habla y desprende su mirada del documento y la mira, la mira mientras ella habla.
Algo se empieza a transformar frente a sus ojos. Todas las palabras que ella argumenta empiezan a escucharse melodiosas y le permiten descubrir a una mujer, quizá la fea más bella que haya visto en su vida. Ella comprometida con cada una de sus palabras ignora que Juan Martín ha empezado a desearla. Él ya no la escucha, sólo ve su boca moverse y se imagina que la besa. Más allá de las gafas de marco azul hay unos ojos y Juan Martín sólo piensa en recorrerlos con la lengua.
Desconozco otros detalles. No sé si fueron a la cama. No puedo afirmarlo, ni tampoco negarlo. Pero ahora Juan Martín quiere renunciar a ser un hombre frívolo. Aquella tarde descubrió las infinitas posibilidades del encuentro con una mujer. Dice ahora que prefiere a las feas, dice que lo importante no es el cuerpo que una mujer tenga, sino lo que se hace con ese cuerpo. Dice que sigue buscando a la fea de su vida.
La última vez que lo vi estaba con una mujer tan bella que parecía famosa. Vestía con un profundo escote y su cabello largo parecía de mentiras. Se movía perfecta con su perfume Chanel. Le pregunté por la fea y me dijo “La sigo buscando” Fue difícil creerle, pero lo hice.
Es posible que todos podamos reconocer lo que es la belleza femenina, que todos como Juan Martín sepamos exactamente dónde está. Pero de manera paradójica, en la vida real, hay casos de mujeres no tan agraciadas que tienen sorprendentes resultados cuando de conquistar hombres se trata, y hay otras que con todos los atributos físicos a su favor no tienen la misma suerte.
La belleza es también cuestión de actitud, cuestión de encanto. Un terrateniente podrá ser dueño de mil hectáreas, pero si sólo es capaz de reconocer como suya una de ellas, jamás podría compartir con otra persona más allá de esa única hectárea. Puede ser la tierra más bella, más generosa, pero él sólo tendrá para mostrar un miserable terruño del que se cree dueño.
Pero si otro campesino, es sólo dueño de tres hectáreas, quizá más áridas y menos fértiles, pero se reconoce como dueño y señor de su pequeña tierra, podrá disponer absolutamente de ella y compartirla de la manera que le apetezca. Aunque el primer hombre tenga más, en la medida que no sea capaz de reconocer lo suyo como suyo, siempre tendrá menos que el segundo, menos para mostrar, menos para compartir.
La seducción femenina no requiere exclusivamente la belleza, en realidad puede prescindir de ella, lo fundamental es reconocer nuestro cuerpo como nuestro, hacernos dueñas de las hectáreas que nos pertenezcan. Algunas mujeres que acuden a un encuentro con el bisturí, deben comprender que el verdadero cambio en sus vidas tendrá lugar el día que redefinan su cuerpo, que se apropien de él. La cirugía plástica sólo tendrá los efectos deseados cuando somos capaces de descubrirnos a sí mismos como un cuerpo erótico y sensual.
Esa comunión con la sensualidad de nuestro cuerpo no depende de las formas que tenga nuestro cuerpo – y nuestro rostro-, depende del descubrimiento de nuestras posibilidades eróticas más allá de cualquier patrón de belleza. Probablemente Juan Martín lo descubrió en aquella mujer de las gafas del marco azul. Tal vez fue tan fascinante que él insiste en encontrar una mujer no más belle, sino una mujer que sea dueña de la belleza que tenga, una fea que le haga sentir que es la mujer más cautivante del mundo.
5 comentarios:
Claudia: Este artículo creo que ayudó a muchas muchas personas, ya sea desde el punto de mira de aprender a quererse y aceptarse como son, levantar su autoestima o replantear el hecho que jamás las carencias emocionales se suplen con lo material, con ésto último me refiero a las cirugías...
Cuando alguien se siente fe@ puede hacerse muchas cirugías pero siempre sentirá que requiere un retoque más. Vivimos en una mundillo que nos muestra que la imagen de la mujer debe ajustarse a ciertos parámetros, estándares o estereotipos y eso ha conllevado a grandes tragedias familiares como producto de cirugías mal practicadas, muertes por anorexia y aumento de enfermas bulímicas.
Para cualquier situación, ya sea que se sea fe@, enferm@, pobre lo que sea hay que pasar por unas etapitas para superarlo:
Negación, Depresión, Negociación, Aceptación y Solución (algo así lo muestra una película muy interesante "Antes de Partir").
Personalmente me considero alguien que tiene un atractivo especial, sé lo que tengo y el efecto que puedo causar. No encajo en ningún formato, pero he aprendido a amarme, a consentirme y ser dueñ@ de mi territorio por completo y compartirlo sòlo con quien lo desee. Al fin y al cabo tod@s tenemos nuestro propio le charme, nuestro encanto...
Reitero mi profundo respeto por su forma de escribir. Le reenviaré a su correo para adicionar dos puntitos.
Feliz noche.
Hola! Claudia
Por primera vez entro a tu Blog y e quedado facina...
Me encanta como te expresas en tus escritos y el punto de vista que dejas plasmado en c/u de ellos.
Que Dios te bendiga mucho...
y que sigas cada dia cultivando ese hermoso Don que Dios te a regalado
Perla Abreu
Luego de cuatro embarazos y al final una hsiterectomia temprana
(pues tengo apenas 38), mi cuerpo no es el mismo. He subido mucho de peso, intento bajarlo pero ahora es mas dificil que antes... Si bien intento aceptar que pasé de talla 8 a 14 en ocho años, a veces es frustrante que no toda la ropa te quede bien, que no consigas ese pantalon tan bonito o esa blusa espectacular en tu talla...por que el mundo parece que estuviera hecho para las flacas!!! Mis hijos son la razon por la cual nisiquiera contemplo una cirujía estética...no quiero dejarlos sin mamá...
Estoy impresionado con este título por lo de ñla belleza de una fea, porque yo mr casé con una mujer que fué considerada como fea por mis amigos pero en su interior ella es la mujer más bella que yo pude encontrar, es como un diamante en bruto.
creo que la belleza de la mujer no esta en su cuerpo o en su mirada, esta en la manera en que seduzca al hombre, por ejemplo mi ultima novia no le parecia atractiva a mis amigos, pero a mi me volvia loco, ella tenia esa mirada que me mataba.
Publicar un comentario