martes, 19 de agosto de 2008

MARCAS DE PASIÓN O CONTROL

“-No, no soy Dios, pero sí lo conozco.
-¿Cómo es él? —le pregunto.
Y él me responde:
-Es así.
Y me da su tamaño, su peso, sus medidas”

Fragmento de Un agujero, de Héctor Rojas Herazo.

Cuando Rosa está celosa no encuentra qué hacer. .., del desespero empieza a morder. Pobre Rosa, desgastando sus labios y sus dientes marcando al ganado con el que duerme cada noche. Ella como muchos otros seres humanos cree que las relaciones de pareja son una manera de comprar un terrenito, se compra la piel del otro, medida y pesada como en un cuento de Héctor Rojas Herazo. Así, esa piel poseída, se transforma en cuerpo marcado que carga un mensaje, el mensaje de la escritura pública que anuncia la posesión.
Uñas, dientes, labios que succionan, garras que se entierran, escritos en el cuerpo que anuncian en una valla grande: Propiedad privada, este terreno no se vende, ni se alquila, ni se permuta. Los perros orinan a los postes marcando la misma territorialidad que los seres humanos marcamos sobre la piel que consideramos nuestra.
Versiones capitalistas del amor, manifestaciones posesivas en las que todo lo que hace parte del patrimonio materialista, tarde o temprano, también es susceptible de tener precio. Cuando el cuerpo se posee como cosa material, el cuerpo se desprende de su propia subjetividad y se convierte en un pedazo de carne con tripas y huesos, algo que cabe en una bolsa del mercado y en una caja de tomates.
Dejamos de ser sujetos para convertirnos en objetos, en cosas que andan por allí, y nuestra alma pasa a ser un contenido preso en el terreno de otro y las relaciones empiezan a ser nuestras cárceles.
Sin embargos existen otras formas de relacionarse con el cuerpo del otro, en el que las marcas no son otra cosa que recuerdos, huellas fantásticas de los caminos recorridos por la intensidad de cada caricia. Todo rastro que dejamos en el cuerpo del otro, sólo debe ser el rastro de nuestra cercanía, de aquella proximidad alucinante en la que deseamos tanto al otro que lo queremos hacer parte de nuestro propio cuerpo sin dejar de ser nosotros lo que somos y sin robarle la esencia a ese otro.
Así, cada marca se vuelve recuerdo de aquel momento en el que fuimos uno solo en el mismo abrazo para luego, cuando nos soltamos, nos hacemos cada uno más sí mismo. Un abrazo en el que no perdimos nada, un abrazo del que al separarlo nos quedamos serenos, reconociéndonos juntos, reconociéndonos separados.
Los rastros del deseo no deben confundirse con la pata que levanta un perro al orinar el viejo hidrante. Sería un caso de suplantación, en el que se confunde un amante con un carcelero, con un dueño, con un amo, con un perro, con un propietario.
El sentido de la escritura sobre el cuerpo del amante depende del mensaje, del fin, de la pretensión, de la intencionalidad y de las razones que tenemos, así los grafemas parezcan los mismos labios, hay marcas que son de infinito deseo y otras simplemente de egoísta posesión.
Qué es lo que quiere de mi cuerpo. Qué mensaje escribe en él. Me muerde como una manzana cuando arde del deseo o sólo ejerce el derecho del poseedor. Qué es lo que dejo en su cuerpo. Son las ganas de amarlo o de dominarlo. Una delgada línea de cuestionamientos se traza entre los cuerpos que son amados con pasión y aquellos sobre los que se impone control.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El mejor artículo de este tipo que he leido. Si Rosa existe y su novio lee los articulos de los columnistas favoritos de ella, lo minimo que le pregunto despues de leer este es que si el era su hidrante y lo minimo que pudo haber pasado es que Rosa dice no, mientras todo en ella grita es posible, y hasta es posible que Rosa y su novio replantearon mejor su relacion, dejando a un lado el control.
Definitamente un magnifico articulo.

Anónimo dijo...

Los famosos "Hikies" o "Chupones"...bastante delatores, pero nunca había pensado en ellos como una forma de marcar a quien nos pertenece...alguna vez me hicieron uno y solo hasta ahora he empezado a sentirme como...una vaca!!

Anónimo dijo...

Y no solamente son delatores sino bastante incomodos de llevar encima y hoy me doy cuenta que queda peor quien los hace que a quien se los hacen. A veces la inseguridad que tratamos de cubrir de miles maneras y que en los momentos mas inoportunos salta es la que nos lleva a una forma extrema de control. La ventaja frente a todo es darse cuenta, aunque resulta doloroso que hayamos sido verdaderos objetos de control y que hubiesemos tratado de perpetuar ese comportamiento teniendo en la mano un hierro al rojo vivo para marcar reses. Lo que se ama no es para controlarlo. En las ocasiones que vuelvo y leo el articulo veo tanto en mi como en mi pareja una necesidad apremiante de cambio, lo importante es que lo reconocemos y queremos darnos la oportunidad. Lamentablemente a veces queremos controlar no por patologia sino por la inseguridad que subyace en la sensacion que esa persona que tanto amamos no se aleje de nuestra vidas y en realidad es cuando mas la distanciamos, quedamos como lo peor en su recuerdo y la culpa nos consume.

Anónimo dijo...

Dra le escribo con dolor, yo sabia el resultado y sabia que cada fin de semana me acercaba mas a èl... no poder decir esto en mi corta familia y a nadie!!!!....me duele saber que tengo puesta
la camiseta para el peor cancer y vi el ocaso de una amiga que aun me duele

Anónimo dijo...

“-No, no soy Dios, pero sí lo conozco.
-¿Cómo es él? —le pregunto.
Y él me responde:
-Es así.
Y me da su tamaño, su peso, sus medidas”


Ese trocito de texto me mato (aunque el maldito cancer es mi dueño ya) y retumba en mis oidos. Y es verdad doy tamaño peso y medidas pero en mi esta la escencia y el pleno conocimiento del otro.

Dra que Dios si Ud cree en El y si creemos redundantemente en su existencia no demostrable...que El la siga bendiciendo al generar articulos de alta calidad, bastante edificantes y aleccionadores, y por supuesto con un tono de sutileza y suavidad que aleja cualquief morbo en el momento que toca temas tan puntillosos o que levantan ampollas en lo que al sexo se refiere.
Esto puede ser lo ultimo que escriba en su blog. Cuidese mucho. Sus lectores la queremos.

Anónimo dijo...

“-No, no soy Dios, pero sí lo conozco.
-¿Cómo es él? —le pregunto.
Y él me responde:
-Es así.
Y me da su tamaño, su peso, sus medidas”


No puedo escribir bin pero nunca olvidare eso.